Nuevo año, nuevos retos. Seguramente en el periplo más especial y con mayor repercusión de la historia azulgrana, desde SPORTARAGON.COM hemos querido recorrer parte de nuestro mundo en busca de azulgranas y oscenses que de una manera u otra viven su sentimiento desde la distancia. Es seguramente uno de los momentos donde uno se da cuenta de lo alto que ha volado este bonito sentimiento. El constatar que hay oscenses que proclaman sin rubor y con orgullo que son de Huesca y fieles de la SD Huesca por todo el mundo, nos da la dimensión del legado tan inmenso que nos ha dejado esta eclosión de orgullo y representatividad. No sólo por unos colores, sino por pertenecer a una provincia modesta pero bella como la que más.
Esta vez nos iremos hasta la República de Panamá concretamente a Panamá City, su capitál. Una ciudad que supera los 442.000 habitantes y donde destacan sus dos aeropuertos: el Aeropuerto Internacional de Tocumen, donde llegan la mayoría de los vuelos internacionales, y el de Albrook, donde aterrizan algunos vuelos de destinos cercanos. Con una historia apasionante a sus espaldas, destacan las ruinas del antiguo Panamá, el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá, donde se encuentran iglesias tan bonitas como la de San Francisco de Asís y la de San José, para acabar en su mercado de Artesanías. No se puede entender la historia de esta ciudad y este país sin el canal de Panamá, una de las mayores obras de la ingeniería moderna que permitió conectar el Océano Atlántico y el Pacífico. La cinta costera, el biomuseo de Panamá, Punta culebra, San Miguelito, El templo Bahai de Panamá o la casa del helado, son lugares de imprescindible visita de esta ciudad apetecible para conquistadores de todo el mundo.
Allí se encuentra Pablo Ayerbe, el cual, y a pesar de la enorme distancia, no deja un sólo día de pensar en su equipo, en su ciudad y en su SD Huesca. De hecho “todos los días de partido giran en torno a los horarios del equipo“, reconoce. A sus 33 años, este joven oscense de cuna y procedente de una conocida familia de la ciudad, que alimentaba y endulzaba a todos los oscenses en la famosa calle Lanuza, y de gran tradición azulgrana, pues como nos cuenta, tanto su padre, como su hermano y su hermana son socios del club y cada semana que el equipo juega en casa son fieles en su visita a El Alcoraz.
Perteneciente a la Peña Moya en la cual convergen muchos amigos suyos desde la infancia y a través de la cual coincidía para ver siempre que podía a su equipo. Cursó la carrera en Burgos y a pesar de la distancia “siempre que podía venía a Huesca para ver al equipo. Incluso cuando jugaba cerca de Burgos o alrededores intentaba organizarme. No eran muchas ocasiones, pero no les perdía la pista”, recordaba.
Con la mirada en aquel octubre de 2011, empieza a contarme su marcha a tierras panameñas.”Me fui hace 7 años -con 26-. Acabé la carrera de ingeniero de obras públicas y me salió la oportunidad de trabajar en una ampliación del canal de Panamá. Una vez terminado el canal quise modificar el perfil de trabajo y me cambié a una empresa de consultoría e ingeniería española”, relata.
“Vivo en una zona de mucho español. En el barrio del cangrejo de la ciudad de Panamá”, un barrio con una marcada identidad cultural. Zona bohemia, de arquitectura contemporánea y abundantes zonas verdes. Y poco a poco me va contando como vive en ese recóndito lugar su pasión por el club de su ciudad. “Los partidos, los podcast y la prensa la sigo a través de Internet. Muchos partidos los veo en bares o restaurantes porque la mayoría de horarios coinciden con la hora de la comida. El partido ante el Barça lo vi en la ‘taberna 21’ de un asturiano. Me planté con la camiseta del Huesca y era el único. Desde entonces cada vez que me ven todos me conocen como ‘el del Huesca’. Hay partidos que incluso me he levantado a las 5: 00 am para verlos. Hay plataformas como Sky que te ponen todos los partidos de primera y segunda división”, comenta.
Ser del Huesca no es habitual. ¿Ese que equipo es? Le decían los primeros partidos. “Es increíble que a más de 8000 kilómetros la gente siga y vea al equipo de tu ciudad y se de a conocer a una ciudad y una provincia tan pequeña y humilde”, comenta orgulloso. “Españoles hay un montón” y en ese momento le viene a la mente una anécdota graciosa. “Me aposté con un amigo mío nacido en Zaragoza pero residente casi toda su vida en Madrid, 100 dolares a que el equipo no bajaba. Nos lo apostamos ya en Agosto y yo tenía claro que el equipo no bajaría. Él, por el contrario, ya me advirtió que en navidad ya se los tendría que estar dando. Pero queda mucho y yo sigo confiando“, explica todavía ilusionado.
Junto a su pareja y su perro ‘Buda’, el cual, “le mandamos a hacer una camiseta con su nombre, los colores azulgranas y el escudo del Huesca”, pasan casi todas las horas que no dedican a sus respectivos trabajos. Y cuando esto no sucede emerge allí la SD Huesca y la pasión por el fútbol. Su hermano le visitó en septiembre con la visita ante al FC Barcelona.
Esta temporada junto a su buen amigo Alberto Ibor ha visitado el campo de Mestalla disputado el día 23 de diciembre y que cerró el año más maravilloso en la historia del club oscense. “Desde abril no venía a Huesca así que aproveché para verlo y si puedo también veré el encuentro ante el Betis antes de regresar de nuevo a Panamá”. Ya que como nos comenta está pasando estas navidades en España junto a su familia, aunque entre medio ha visitado Budapest para disfrutar de la nochevieja junto a su pareja y de sus merecidísimas vacaciones.
Y hasta aquí la historia de nuestro primer azulgrana por el mundo. Desde Panamá pero con el cariño y dulzor que a muchos oscenses le evoca ese obrador familiar de la calle Lanuza nos despedimos de Pablo, ese apasionado oscense y azulgrana que nos ha permitido comprobar la dimensión que alcanzó aquel 21 de mayo y lo que a supuesto para Huesca y toda su provincia, el hecho de ponerle en el mapa futbolístico mundial tras conseguir el histórico ascenso a la Primera División del fútbol español.
Hoy Huesca y la SD Huesca ya no son aquellos desconocidos de antaño. Hoy y gracias a esa hazaña y a estos trotamundos, Huesca no sólo es especial sino que con aires de orgullo, también es mucho más conocida. Lejos del legado dejado, el comprobar como muchos pasean con orgullo el nombre del club, la ciudad y su provincia por todo el mundo, nos ayuda a comprobar que ese día 21 no sólo supuso un ascenso, supuso la orgullosa identificación de un hermoso rinconcito llamado Altoaragón.