Si Bada Huesca logró contra Cisne la ansiada victoria balsámica, esta tarde tiene la mejor ocasión para afianzarse en que su buena pretemporada no fue un espejismo. Benidorm siempre es una buena piedra de toque. Construye grandes equipos que no siempre llegan a la meta esperada. La pasada temporada rompió moldes y eso le llevó a forjar una escuadra potente con su presencia en la EHF y el deseo de que su paso fuera más que una anécdota en el balonmano europeo. Luego llegó el coronavirus, los falsos positivos y finalmente la decisión política de arruinar un sueño; el del viaje a tierras austriacas para defender una renta de +3.
Así las cosas, con Europa ya en lo que pudo ser y no fue, el siete de Fernando Latorre tiene su objetivo en la competición doméstica… cuando hay partidos. El de esta tarde corresponde al de la sexta jornada, pero ya se sabe, la Covid-19 lo impidió. Eso sí, hoy, a las 20.30, se juega seguro, aunque sin público. Una pena, porque un partido con puntos en juego y sin afición en la grada es como unas alubias sin chistorra. Contundente, pero sin sabor del bueno.
El Bada llega a la cita con toda su tropa excepto los lesionados Del Valle y Mosquera. El resto se encuentra en perfecto estado para jugar un partido que debido a suspensiones de otros encuentros lleva día preparándose. De las seis veces que se han cruzado ambos sietes sobre el 40×20 altoaragonés, en cinco ocasiones han ganado los de Nolasco.
Por buscar un lado positivo del aplazamiento, el partido previsto para septiembre llegaba en una mala situación anímica para un Bada que tenía en la ansiedad su talón de Aquiles. Ahora, esa victoria ante Cisne la ha desterrado, pero hay que certificarla contra un rival de alta calidad. Pabán, Feutchman, Nickcevic, Leonardo Vial, Carlos Grau, Adrián Nolasco forman parte de una plantilla armada para hacer muy buen balonmano.