Por segunda vez en su historia, el BM Huesca juega una nueva edición de una fase final de la Copa del Rey. El equipo ya se encuentra en León donde este viernes, a las 16.30, juega contra el todopoderoso FC Barcelona.
Hay una cierta sensación de que la bala de plata que el Bada Huesca pudiera tener ante el FC Barcelona la gastó en el último partido de la competición regular. El 30-29 puso en alerta a un siete barcelonés que gobierna con mano de hierro el balonmano nacional. Los de Pasqui ya saben que el rival de este viernes tiene balonmano. A las 16.40 arranca la final a ocho de la Copa del Rey para un Bada Huesca que aviva la brasa de la esperanza. Quiere hacer real lo imposible.
Si ganar al Barça siempre es difícil hacerlo en una eliminatoria a partido único se antoja como un doble mortal con tirabuzón para caer en una piscina sin agua. El rival no solo gana, está acostumbrado a jugar finales. Y la de este viernes es una de ellas. Nadie quería al Barça. León lo salvó al ser sede la final de Copa y Naturhouse por encabezar el otro grupo. El resto lo quería evitar.
El Bada Huesca ha salido esta mañana desde el Palacio de los Deportes. Tenía previsto llegar hacia las 14.00, pero lo ha hecho hora y media después. Comida, descanso de unos 20 minutos y al Palacio para estirar músculos. La única ausencia para jugar contra el Barça será la de Quique Camas. Aunque es el broche a la temporada no se le quiere forzar en su recuperación. “Lleva un mes sin jugar y sería absurdo forzarlo”, acota Nolasco.
Respecto al partido en sí, el preparador alberga la esperanza de firmar un partido perfecto y con el respaldo de la afición de León para plantearle dudas al Barça. Lo dice, aunque desliza que no sabe hasta qué punto puede influir ese último partido de la competición regular donde se abrió la posibilidad de la sorpresa. “Es cierto que estuvimos allí, pero la realidad es que perdimos. Y también que el Barça sabe que no es un partido más. Tiene a jugadores de tanta calidad que si te quieren ganar de 10 te ganan de 10”, desliza.