El Bada Huesca recibe este viernes (20.30) al Valladolid. Segundo partido consecutivo en casa. Y con la necesidad de ganar. Sin prisas, pero sin pausa. Es la tiranía de la clasificación que deja esta temporada al equipo de Nolasco en territorio ignoto respecto a anteriores campañas. Otra vez será un partido intenso y difícil. Llega tras la derrota contra Cuenca. Se jugó bien contra los manchegos, pero no se ganó. Y esto siempre deja un gusto extraño.
Otro partido donde se espera el concurso de jugadores que se encuentran en proceso de recuperación. Joao Pinto, Filipe Mota, Ivan Montoya y Miguel Malo son el grueso de esos jugadores del Bada Huesca que contra el Valladolid tienen distinto grado de molestias y niveles de readaptación al grupo. Si tienen minutos una cosa es segura: no están al 100%. El deseo es que por poco puedan aportar y puedan disponer de minutos para un Valladolid que tampoco está para tirar cohetes. de hecho, su técnico, Óscar Ollero, reconoce que este encuentro “es muy importante porque es un rival de nuestra liga, porque son dos puntos muy importantes y por salir de la dinámica de las dos últimas derrotas ante Anaitasuna e Irún”, dijo en declaraciones reecogidas en la web del club.
El siete castellano llegará a Huesca como décimo clasificado tras perder el último encuentro en su casa por un solo tanto (25-26) contra el potente Bidasoa. Nolasco señala que su equipo tiene “buenas sensaciones”, pero sin sumar en casa al encadenar las derrotas contra León y Cuenca.
Valladolid siempre ha sido un rival complicado. mantiene la escuela Pastor, mantiene la estructura de la anterior campaña a lo que suma la incorporación del lateral Patrianova que es puro lujo y un pivote de 208 centímetros cedido por el Paris Saint Germain, Robin Dourte, que coge el hueco dejado por Serbio tras fichar por el Barça. “Todo esto hace que sea un rival muy consolidado y con una idea de juego muy clara”, aseveró Nolasco.
Tiene una defensa marcada por disuadir, de jugar con las intenciones y de hacer pocas faltas. En ataque tiene buenos lanzadores exteriores y con el pivote de 208 centímetros hace mucho daño si le llegan balones. Es otro de esos equipos que gozan cuando recuperan balones y corren mucho gracias a un banquillo que les permite mantener un alto ritmo de juego.