Los dos partidos de comienzo de Liga del Real Zaragoza, ante Tenerife y Ponferradina, nos van dejando ya las primeras conclusiones claras de los déficits del equipo y cómo se debe trabajar en ellos. Hasta ahora, los de Víctor Fernández no han mostrado una identidad propia, sino que más bien han ajustado su sistema de juego al planteamiento del rival. Son solo dos jornadas y queda todavía mucho por trabajar.
Ante el Tenerife, un rival que apuesta por tener el balón, el Real Zaragoza cedió el esférico, pero en cambio, dominó las áreas mostrándose contundente en defensa y atinado en ataque. Ante la Ponferradina, el guión fue totalmente contrario. Los del Bierzo dieron la posesión de balón al Real Zaragoza y los blanquillos supieron aprovecharlo durante poco más de media hora. Hubo combinación y conexión en el centro del campo, pero falta de eficacia arriba a medida que pasaban los minutos. El físico tampoco acompañó al equipo, que dejo claro que todavía necesita más rodaje para ser capaz de dominar al rival durante gran parte del encuentro.
Ante la Ponferradina, apenas hubo cambios en el once inicial. Tan solo la entrada de Igbekeme por Soro. El nigeriano, junto con Kagawa, fueron los mejores del Real Zaragoza mientras el equipo tuvo gasolina. Víctor Fernández sorprendió con el regreso al debatido rombo de la temporada pasada. Un 4-4-2, con la finalidad de armar el centro del campo que tanto había sufrido ante el Tenerife.
Mejor centro del campo, sacrificio en las áreas
Guti e Igbekeme dieron más consistencia a esa zona del juego blanquillo, posibilitaron el bloqueo de la salida de balón de la Ponferradina y conectaron con Kagawa. Suárez, a su vez, actuó por el centro. Víctor ha tomado ya buena nota de que el colombiano no rinde por banda.
Con este sistema ante la Ponferradina, el Real Zaragoza dominó el encuentro durante más de media hora, disponiendo de ocasiones claras para haberse adelantando en el marcador e incluso, haber tomado una ventaja importante. A la contra, la Ponferradina también tuvo tiempo de causar problemas por banda, especialmente a Nieto, antes de llegar al final de los primeros 45 minutos.
El físico comienza a pesar
En la segunda mitad, el Real Zaragoza comenzó a estar más pesado y menos combinativo, pero la unión de James y Kagawa culminó en el primer gol del japonés con la camiseta zaragocista. Con la Ponferradina ganando cada vez más terreno, Víctor optó por cambiar el sistema y transformar el juego zaragocista a través de un 4-2-3-1 en el que Dwamena dio paso a Soro, dejando a Suárez solo arriba.
La entrada de Yuri por Nacho Gil en el 69, fue decisiva para el potencial ofensivo de la Ponferradina. El Zaragoza pasaba cada vez más apuros y Víctor optó por mantener el resultado con un 4-1-4-1 que poblase el centro del campo, dejando cada vez más descolgado a Suárez. Aléx Blanco entró por Kagawa y las vías hacia la punta de ataque quedaron desconectadas.
Hacen falta refuerzos
Así, el empate de la Ponferradina ante el Zaragoza llegó en el minuto 85 por medio de Valcarce que se supo aprovechar de la falta de entendimiento entre Nieto y Grippo en el área blanquilla. Cristian Álvarez aún tuvo que salvar al Real Zaragoza de la derrota. Los zaragocistas, además, terminaron el partido sin delanteros tras el cambio de Lasure por Suárez.
Un partido que deja algo claro: Víctor tiene razón. Si se quiere pelear por el ascenso hace falta un plus más en forma de dos fichajes diferenciales que aporten garantías desde el banquillo. El Real Zaragoza dispone de una semana para que se cierre el mercado y poder cumplir con las peticiones de su entrenador. Comienza la cuenta atrás para conseguirlo.