Si la semana pasada comenzábamos esta miniserie de puertos pirenaicos en la Jacetania para aprovechando la Vuelta Aragón mostrar San Juan de la Peña esta vez damos el salto al Alto Gállego. Lo haremos para ascender uno de los puertos más conocidos de nuestro Pirineo. Un puerto que fue dos veces meta de La Vuelta allá por los 80. Un bello rincón del Valle de Tena famoso por sus aguas termales. Un rincón al pie de tresmiles. El Balneario de Panticosa.
Situado a 1.636 metros, el Balneario de Panticosa se ubica en un lateral del Valle de Tena. Su inicio se fija en mitad de la ascensión al Portalet, exactamente en el desvío a Panticosa que hay antes de Escarrilla. De ahí hasta la cima unos 10 kilómetros, más complicados según se avance. Aunque si te van los retos, existe la posibilidad de entrar en Panticosa y desde la base de la estación subir por O Bachato hasta salir de nuevo a la carretera del Balneario. Casi un kilómetro con una media superior al 10% y picos que alcanzan el 18%. Repito, es sólo una opción, la carretera es mucho más suave.
Encarando lo más duro
Tras dejar atrás Panticosa la carretera se irá empinando poco a poco. Comienza lo peor. O lo mejor, según lo mires. La esencia del puerto reside básicamente en sus últimos encajonados cinco kilómetros. Allí entramos en terreno de alta montaña. Y con pendiente que se mantiene firme en torno a un exigente 8%. Muchas curvas de herradura para retorcer una carretera siempre en buen estado. Así hasta la revirada zona de las viseras, punto más característico de la ascensión. Tras pasarla, un último esfuerzo y se abrirá la montaña ante nuestros ojos. Un lujo para la vista y los sentidos que sólo afea el inacabado esqueleto del parking de la entrada.
El ibón, el macizo de Argualas, Bachimaña, Brazato, los hoteles y las aguas termales. Un paraíso ante los ojos de quien lo corona. Un lujo de la montaña aragonesa algo maltratado en parte por el paso del tiempo y también por la intervención del hombre, que ha dejado un legado que no deja indiferente a nadie pero que bien haríamos en cuidar y tratar de mejorar su urbanismo.
Como dato final recordar que el Balneario de Panticosa fue meta de La Vuelta en dos ocasiones. En 1983 con una cronoescalada desde Sabiñánigo en la que se impuso Marino Lejarreta al todopoderoso Bernand Hinault. La otra en 1985, que venía desde Logroño y venció en solitario el belga De Wolf. Quien sabe si en el futuro volvemos a ver ciclismo de élite por sus rampas. Ahí está esperando a La Vuelta o a la Vuelta Aragón. Y no está sólo. Hoz, Portalet y Cotefablo combinan muy bien con el balneario panticuto.