A menudo, nos perdemos en la anécdota para escapar de la realidad, buscamos el titular más llamativo del mundo –la mayoría de las veces sin conseguirlo-, para después no profundizar lo más mínimo en la noticia. Pues bien, ese es desde ya mi objetivo, conseguir un buen titular, de esos que invitan a seguir leyendo, pero también aprovechar la oportunidad de ‘sportaragon’ para ofrecer mi opinión, mía y de nadie más, sobre el Real Zaragoza y sus circunstancias. Allá vamos.
Jugar en campos de fútbol como el Cerro del Espino ha dejado de ser un desagravio puntual a la historia del club para convertirse en el día a día del Real Zaragoza. Es lo que hay. Son seis años en Segunda y, lo que es peor, superado ya el ecuador de la competición el fantasma del descenso sigue acechando al conjunto blanquillo. La llegada de Víctor Fernández supuso un punto de inflexión, se recuperó la sonrisa y salió el sol, mejoró notablemente el juego y La Romareda se identificó con el estilo del entrenador, pero el Real Zaragoza arrastra las mismas carencias desde el inicio de la competición: no tiene gol y es frágil en defensa.
No tiene gol. El volumen de ocasiones ha crecido exponencialmente tras la marcha del apagado Alcaraz, pero la portería es cada vez más pequeña para los jugadores zaragocistas. Marc Gual se está llevando, no sin merecerlo, las críticas más gruesas, aunque el problema es grupal. El Real Zaragoza es un equipo sin pegada, con una eficacia impropia de una plantilla que cuenta en su nómina con Álvaro Vázquez, Pombo y el mencionado Gual. Ha marcado 24 goles, una cifra insuficiente para luchar por el ascenso. En los próximos días llegará Miguel Linares, así está apalabrado desde hace un mes, para completar una delantera en la que no cuentan ni Jeison Medina, ni Raí, ni el lesionado Toquero. Veremos si Linares alivia la falta de gol, incluso si ayuda en labores defensivas donde el problema, en mi opinión, todavía es mayor.
Urge fichar un central de peso, de jerarquía, y el elegido es Chechu Dorado
Frágil en defensa. Al Real Zaragoza se le han visto las costuras en cuanto a Cristian ha dejado de hacer un milagro cada domingo. Víctor ya ha sufrido en sus propias carnes la realidad del equipo, un conjunto que domina, que propone y que arriesga, pero que se desangra en defensa porque es incapaz de mantener la portería a cero. El Real Zaragoza carece de envergadura y de fortaleza física, un déficit importante en una categoría tan rocosa como la Segunda. Urge fichar un central de peso, de jerarquía, y el elegido es Chechu Dorado, aunque su salida del Rayo Vallecano se ha enquistado mucho más de lo esperado.
Así están las cosas, así arranca una semana corta que el viernes trae al Oviedo a La Romareda. Todo lo que no sea una victoria agrandará el fantasma, porque el baño de realidad de Majadahonda deja una sola lectura. El Real Zaragoza necesita acumular muchos merecimientos para ganar, porque si comete un error es muy probable que el rival lo acabe aprovechando. Cosas del fútbol y cosas del peor Real Zaragoza del siglo XXI.