Zaragocismo a raudales. Optimismo e ilusión. Bonita mañana la que han vivido los futbolistas del Real Zaragoza en el Estadio Municipal de La Romareda. Un entrenamiento a puertas abiertas siempre es una buena noticia para fortalecer las sinergias entre afición y plantilla. Mucho más cuando la pandemia parecía haber alejado -de manera temporal- el estrecho lazo que unía la relación entre las dos partes antes de que apareciese el dichoso virus. Ya todo es como antes y el Real Zaragoza necesita comer de la mano de su gente para alzar el vuelo. Son los únicos que tienen la capacidad de con pequeños gestos ir haciendo mucho más grande el club. Un club que, sin ninguna duda, ha vuelto a acertar abriendo las puertas de La Romareda esta misma mañana para que los más pequeños y los no tan jóvenes hayan podido volver a sentir de cerca lo que es un entrenamiento del primer equipo.
Tres años hacía que no se abría La Romareda para que los aficionados presenciaran un entrenamiento a puerta abierta y el zaragocismo ha respondido de la mejor manera. Llenando la Tribuna Este del vetusto Estadio Municipal. Lo han hecho con ilusión por poder volver a sentir de cerca a los futbolistas a los que apoyan cada fin de semana. Una comunión entre grada y vestuario que se ha podido ver y oír. Los vítores a los canteranos desde la grada, los aplausos a Cristian Álvarez cuando ha reaparecido en el césped y los gritos de sorpresa ante las paradas de un Dani Rebollo que cada día se hace más grande en la portería del Real Zaragoza. En unas fechas en las que la sonrisa casi se esboza sola con las reuniones familiares, este entrenamiento ha sido un chute de optimismo y de esperanza.
El zaragocismo, “encantado con el entrenamiento”
Sportaragon ha podido hablar con los aficionados presentes en el ejercicio de esta misma mañana. Y lo cierto es quela gran mayoría de zaragocistas han salido felices de poder volver a La Romareda en un acto como este. A esta afición no hay nada que reprocharle. “En cuanto tienes un pequeño detalle con nosotros, respondemos en masa. Esto es el zaragocismo“, aseguraba un padre de familia a la salida del entrenamiento en La Romareda. La realidad es que con la circunstancia que rodea en la actualidad al club maño, tener este feedback de tu gente es un privilegio a la altura de muy pocos clubes e instituciones deportivas. “Mi hijo ha salido encantado. Por edad, nunca había podido venir a ningún entrenamiento, pero está muy ilusionado. Poder ver a sus ídolos, hacerse una foto con ellos… No necesitamos más”, completaba este zaragocista, que es miembro de una de las peñas zaragocistas más numerosas.
“Esto es el zaragocismo. El cariño de la gente para afrontar un año en el que seguramente el equipo vuelva a decepcionarnos. Pero aquí está la afición para demostrar que siempre va a seguirles”
“Hoy ha sido el primer entrenamiento que he visto en directo del Zaragoza y me ha encantado“, respondía un joven aficionado en las puertas del Municipal. Afirma que se marcha ilusionado porque ha “podido ver a los jugadores y hablar con ellos”. “Me han firmado la camiseta y han sido muy majos conmigo”, asegura este seguidor, que ha acudido a La Romareda acompañado de sus amigos. Ellos tampoco habían estado nunca en un entrenamiento a puertas abiertas del Real Zaragoza. Su amigo transmitía el optimismo del grupo: “Yo les he visto muy competitivos en el entrenamiento. Estoy seguro de que haremos una buena segunda vuelta“.
Los 3.000 y el Real Zaragoza que viene
El zaragocismo se va de la sesión con la sensación de que este tipo de actos tiene que ser el sustento del Real Zaragoza que viene. Solamente se puede crecer desde el apoyo y el sustento de una masa incondicional que siempre responde cuando se le reclama. Siempre. Independientemente de la situación del equipo. Hoy han sido 3.000. Menos que en anteriores ediciones, es verdad. Pero el zaragocismo debe seguir ese crecimiento paulatino. Desde la base. Agrandando el número de aficionados benjamines, pero sobre todo juveniles. Son ellos los que dinamizan la afición y son, además, los que más ganas tienen de darle colorido a una grada que debe seguir llevando en volandas a su equipo. Que el sentimiento, gracias a este tipo de acontecimientos, deje de transmitirse solamente de padres a hijos. Que los más jóvenes puedan enseñarle al resto de la sociedad lo bonito que es ser del Real Zaragoza. Y en días como hoy se demuestra esa belleza.