Y se acabó. Tampoco esta vez hubo sorpresa y el Barça volverá a estar en la final. Esta vez es en la de la Copa Asobal tras ganar al Bada Huesca. Jugará contra el Sinfín que eliminó al Bidasoa (33-28). La tropa de Nolasco abrocha en Santander una temporada para enmarcar, para recordar… y para repetir en la próxima campaña. Acaba quinto en la Liga Asobal después de que Granollers venciera a León. Y es quinto empatado con el tercero, Logroño, y el siete barcelonés. Brutal.
Es cierto que se ha dicho muchas veces que la temporada de este Bada Huesca es para enmarcar. Y sin ‘bufandeo’ hay que dejar claro que se dice poco. Este siete no es el quinto presupuesto más alto de la liga, precisamente. Pero estas cosas son las que hacen grande el deporte. El presupuesto arma plantillas, pero luego hay que construir equipos y hay que jugar los partidos.
En los encuentros contra el Barça siempre sabes que vas a perder. Lo único que no sabes de cuánto y el cómo. Pasqui, técnico del Barça que abrocha también su presencia en este banquillo al final de curso, además, no permite relajación alguna a sus chicos y también exige a los árbitros. Eso es bueno. Es respeto a la competición y al rival.
La semifinal arrancó con bola para un Bada Huesca que salió con Arguillas en portería, Oier en el extremo izquierdo, la dirección para Sergio Pérez y Rodrigo Benites en el pivote. Además, Carmona, Joao Pinto y Marcelo. El Barça se presentó como lo que es: una apisonadora. En tres minutos clavó un 6-1 en el electrónico.
Si en el balonmano no puedes perder una bola, contra el Barça menos. Además, quiere la Copa de Europa. Esta año solo ha perdido contra el Kiel, en el torneo correspondiente a la temporada anterior. Y este Barça juega para arrollar en casa y ganar el máximo torneo europeo. Lo de casa es de rodaje, de afinar su máquina. Y lo pagó el Bada.
Nolasco paró el reloj con 7-1. Daba igual. Ver jugar al Barça es otra cosa. Es que puedes hacer lo que quieras, pero la diferencia es tremenda. Juegan con el pivote, montan la contra en dos pases, lanzan desde 11 metros con una velocidad de brazo que hace imparable la redonda… Y en defensa es chocar contra un muro de hormigón, y después Pérez de Vargas.
Y el Bada compitió. No le pide más al siete altoaragonés. Es la premisa contra cualquier rival, también contra el Barça, porque estar sobre un 40×20, con pulsaciones altas y saber que tienes delante al que posiblemente es el mejor equipo del mundo no debe ser fácil. Por eso, pasar de un 10-2 a un 12-8 -tremendo Asier en el lanzamiento y Malo en la dirección- llevo a Pasqui a pedir tiempo muerto.
El Bada capeó la salida del Barça y le jugó al siete catalán durante buena parte del primer acto. Eso sí, cada pérdida, un clavo en el ataúd del siete altoaragonés. Y luego, el ritmo. Un arreón del Barça que noqueó al Bada para poner el 22-13 en el electrónico.
El segundo acto se abrió con un 23-13 en el electrónico. Con la solución de la semifinal determinada quedaba por ver si el Bada iba a minimizar las pérdidas y si el Barça se iba a poner en modelo apisonadora. Salió a la portería Broto y se doctoró con una doble parada. Estuvo, sencillamente, sensacional en más de un uno contra uno.
Una inferioridad del Bada le costó un parcial de 3-0 para dejar un 27-15 en el marcador y 25 minutos, demasiados, para terminar. La peor noticia para el Bada era la imagen de Sergio Pérez en el banquillo con el fisio probando el juego de su rodilla izquierda.
Y el Barça terminó por atropellar al Bada Huesca con la fórmula de correr gracias a una gran defensa y meter un ritmo infernal para un rival que poco podía hacer para amortiguar el empuje del siete de Pasqui.