No ha sido justo, hoy no. Un equipo humilde, luchando hasta la extenuación contra, quizá, uno de los dos mejores equipos de nuestra liga seguro, y entre los diez mejores de Europa, sin duda. Y casi empatamos. El portero del Sevilla ha salvado un punto a su equipo hoy. Mir no ha tenido la suerte de cara y volvemos de vacío de Sevilla.
Pero qué quieren que les diga: sigo orgulloso de estos chicos. Tienen carencias técnicas y tácticas, sí, pero luchan hasta el final y eso, para mí, vale. No sé si será suficiente para salvarnos, quizá no, pero van a pelear hasta el último día y, alguna vez la suerte nos ayudará un poquito.
No voy a señalar a nadie, pero sí voy a preguntar: ¿para qué ha venido Vabro si un día como hoy no juega? ¿Qué pasa con Ontiveros? ¿De verdad Borja no tiene nada que aportar?
Vienen tres finales seguidas. No vale más que ganar las tres. Y aún así habrá una duda en el aire: ¿qué hubiese pasado si este entrenador hubiese cogido el equipo después del ridículo de Granada?
Muchos pensamos que nos hubiésemos salvado holgadamente. Pero este libro aún no está escrito del todo y desde luego el final aún es abierto. Pero cada vez menos…