ZARAGOZA | Tiago Bebé y Sergio Bermejo escribieron las mayores diferencias ante el Cartagena, en un duelo más medido que emocionante. El triunfo sirvió para obtener el premio más valioso al alcance de esta temporada: la permanencia. Con la ausencia de Giuliano Simeone, los dos, Bebé y Bermejo, representan el valor de lo distinto. Son la ecuación más simple, el camino más corto para vencer.
Fran Escribá sabe lo que tiene: conoce las limitaciones de su grupo y las claves de la competición. Basta escuchar sus palabras al finalizar el encuentro para descubrir sus nociones más básicas. En defensa, predomina el rigor y el esfuerzo defensivo. La generosidad de un grupo armado, que ha encontrado su rostro competitivo. En ataque, hay un lugar reservado al talento.
El final de curso permite creer que la temporada que viene puede ser distinta. Y todo parte de una consigna elemental, jugar bien antes que bonito: “Hay una base importante y buena en la plantilla. Hemos conseguido tener los conceptos de defender fuerte y bien, y será la base del año que viene.”
En la rueda de prensa, Escribá ensayó también dos definiciones que merecen un capítulo propio. Bermejo ha despejado las dudas en el último tramo, se le ve veloz e inspirado, lúcido en el regate: “Sé qué tipo de jugador es Bermejo. Se lo dije cuando lo conocí. Un jugador de su calidad tiene que plantearse que una temporada de 5 goles es un año malo. Está acabando fenomenal, pero debe exigirse más.” Al 10 se le exige que sea el mejor todos los días y a Bermejo le han sentado bien los meses de verano, pero estuvo discreto en invierno.
Bebé cambió con su llegada el estado de ánimo del Zaragoza. Supo resolverlo todo por sí mismo y adaptarse al colectivo después. Escribá quiso destacarlo también ante los medios: “Bebé vino para ser diferencial y lo ha sido. Está aportando más trabajo y hoy no ha habido agujeros en su sitio. Ha trabajado muy bien.”
Escribá siempre sintetizó bien las claves de su propuesta. Cuidó la forma y el contenido. Si en la fase defensiva destacó el sentido colectivo y la atención a los detalles, en ataque descubre también dos de sus secretos. Bebé y Bermejo marcan el ritmo.