Este fin de semana se ha disputado la segunda edición del Trail Valle de Tena, afianzando de esta manera la apuesta del valle por el trail running. Unos 450 participantes tomaron la salida entre las dos pruebas ofertadas. Jonatan Cuesta se alzó con el triunfo en la 8K, mientras que Julen Martínez hacía lo propio en la 4K. Nerea Martínez y Oihane Kortazar hacían lo propio en categoría femenina.
Sallent de Gállego, sábado a las cinco de la mañana. Aún a oscuras se encienden los frontales de 139 valientes que por delante tienen un recorrido infinito por las montañas tensinas. 78 kilómetros y 6.800 metros de desnivel positivo que dan forma a un trazado circular de alta montaña que auna exigencia y belleza a partes iguales. De salida, cuando el día amaga, se busca la localidad de Panticosa previo paso por el mirador de Sierra Plana, un aperitivo comparado con el manjar que está por venir.
Será a partir de Panticosa cuando la cosa se ponga seria. Ya con luz natural se afronta el rocoso sector que dará acceso al Balneario de Panticosa. Una eterna ascensión hasta Catieras, para continuar sobre un perfil de sierra por la zona de Brazato y Piniecho, collados e ibones, punto en el que da comienzo un largo descenso en el que se pierden los más de mil metros que se habían ganado con anterioridad. La carrera está en el Balneario de Panticosa, punto elegido por la organización como base de vida, algo así como un oasis para los corredores de la 8K.
En este punto, a las ocho de la mañana y antes de la aparición del primer corredor de la 8K, se había dado la salida para los 310 participantes de la 4K, un maratón de 3.700 metros de desnivel que comparte el mismo recorrido que su hermana mayor hasta llegar ambas a la meta de Sallent. De salida los aproximadamente 1.400 metros que hay que salvar hasta la cima del Garmo Negro (3.064 m). Salvaje, espectacular, majestuoso y con unas vistas que asombran a los que lo visitan por primera vez. La bajada en busca del Refugio de los Ibones de Bachimaña no lo es menos.
Allí podemos decir que comienza otro tramo, un gran tramo entre ibones que conduce a todos los participantes del Trail Valle de Tena hasta el famoso Refugio de Respomuso por el técnico paso de Tebarray, muy bien equipado con cuerdas fijas. El sol azota con fuerza sobre los esforzados corredores pero el viento siempre presente en los collados reduce esa sensación de agobio que da un sol de justicia. Atras se dejan los ibones de Bachimaña, los Azules, Tebarray y Llena Cantal, también los Infiernos y su glaciar. Atrás se deja un lujo, el de correr y andar sobre un escenario decorado con roca, hielo y aguas cristalinas.
Respomuso, con toda su grandiosidad espera. A orillas de este pequeño mar pirenaico se alza su refugio con un esperado avituallamiento para reponer las ya mermadas fuerzas. Mientras los participantes comen, muchos de ellos ya tienen la mirada clavada en el Collado de Musales. Asusta y mucho desde abajo, sobre todo cuando se chequean las reservas que a uno le quedan dentro. Afortunadamente la nubes dan un respiro filtrando los rayos solares que tanto daño estaban haciendo. Una vez arriba y ya superado su técnico final, también equipado con cuerdas, comienza un zigzagueante descenso por la vertiente de Ibonciecho hasta llegar al fondo del valle, concretamente hasta Lasarra. Nuevo y agradecido avituallamiento.
Ya con los cuerpos seriamente mermados se afronta el último sector, el cual tiene en el Collado de Foratata a la última dificultad del día, o de la noche para otros. El sol y el calor hacen de nuevo presencia en plena tarde. Las vistas son preciosas pero en este punto muchos ya no miran más allá del suelo que pisan. Foratata se convierte en un desfile de muertos vivientes, un The Walking Dead pirenaico en el que el silencio impera por encima de todo. No se habla ni con el de al lado. Pero una vez arriba Sallent está más cerca. Unos pocos kilómetros de descenso y la tan ansiada meta de la Villa de Sallent de Gállego será una realidad y un alivio al mismo tiempo. El Trail Valle de Tena finaliza en el lugar que empezó.
Para muchos es un desafío cualquiera de sus dos carreras, pero para otros es pura competición. El catalán Jonatan Cuesta se alzó con la victoria en la 8K con un tiempo de 13h 45′, mientras que en categoría femenina repetía triunfo Nerea Martínez parando el crono en 16h 41′. En la 4K el triunfo se lo llevó el vasco Julen Martínez con un meritorio tiempo de 6h 9′. Donde no hubo sorpresa fue en categoría femenina con el esperado triunfo de la corredora de Salomon Oihana Kortazar. Vino, le dio lustre y espectáculo a la cita y paró el crono en 7h 15′.
Esto es a grosso modo el Trail Valle de Tena, o lo que ha sido en su segunda edición, la de su consolidación. Esa apuesta de las instituciones del valle por el trail running, creada por dos titanes de la montaña como Óscar Pérez y Jesús Puente “Samuel” y que sirve para mostrar al mundo la grandeza paisajística de las montañas del Alto Gállego. A día de hoy no tiene el ruido mediático de otras pruebas, ni salvo honrosas excepciones como la de Oihane Kortazar este año, la presencia de las grandes figuras internacionales, pero tiene una belleza paisajística muy por encima de cualquier otra prueba de cuantas se celebran en territorio nacional, a lo que hay que añadir el reto físico tanto de la 8K como de la 4K, de largo el maratón más duro e impresionante de España. Lo digo por el que le vayan los grandes retos, los de verdad, que se olvide del barro de Zegama.
simplemente espectacular pedazo de carrera montañera, enhorabuena a la organización.