“Me grabé a fuego la frase de trabaja hasta que tus ídolos se conviertan en rivales”. El entrecomillado es de Iván Montoya que este domingo, en Arteleku y en partido oficial, tendrá como rival a Julen Aginagalde. Bada y Bidasoa se midieron en dos ocasiones en la pretemporada, pero nada tendrá que ver lo jugado a lo que se va a jugar. Llegará el Bada con jirones en su ropaje por las dos duras derrotas -Guadalajara y Valladolid- y así deberá buscar puntos en una de las pistas más difíciles de la Asobal.
Bidasoa ha subido un peldaño más al siete de la pasada temporada. El aterrizaje de Julen Aginagalde es oro puro. Si Bidasoa tiene en sus filas al veterano pivote, Bada opone al joven. Miembro de los Hispanos juveniles, con un discurso donde domina la sangre fría y la firmeza en cada una de sus aseveraciones, Montoya tiene todas las hechuras para un largo recorrido en el balonmano nacional.
Profesa admiración hacia un pivote de leyenda. “Para mí es un auténtico referente. Es uno de los mejores pivotes ofensivos de España junto a Rolando. De ancho somos similares y alguno me dice que nos parecemos, pero ya me gustaría”, dice Montoya entre risas.
La admiración se aparcará durante el partido, aunque está claro que tampoco se puede obviar que jugará contra un equipo donde está Julen y donde lanzará a Sierra, además de una completa nómina de buenos jugadores. “Lo que tenemos que hacer es competir. No es el qué hacer sino el cómo hacer. Y está más que claro que es lo que nos ha faltado en los dos primeros partidos”, asevera Montoya.
El pivote del Bada evapora cualquier urgencia para el Bada Huesca contra Bidasoa por sumar dos derrotas en los dos partidos de la 2020/21. “En nuestra mano está hacer de esto un reto o nuestra tumba e ir hacia abajo. Tenemos que ir tranquilos, sin comernos la cabeza, sin que aparezcan los fantasmas del pasado, que no estamos en esa situación ni parecida. Claro que es posible rascar algo de Bidasoa”, señala.
Forjado en la cantera del Agustinos de Alicante –“el arroz de Alicante es mejor que el de Valencia”, dice-, cerebral y de sangre fría, firma su segunda temporada con el Huesca. La primera estuvo marcada por una lesión de rodilla -menisco- poco después de llegar de un Mundial donde brilló. Ahora sabe que está a muy buen nivel –“aunque me falta un pelín”, reconoce-, para las defensas contrarias es un incordio porque sabe abrir hueco, lanzar con gol y forzar siete metros.
Estudiante de Administración de Empresas y Marketing, este año ha decidido aparcarlo y centrarse en el balonmano. “Es el primer año que me dedico cien por cien al deporte”, afirma.