Bada Huesca juega este sábado (18.30) contra el Cangas. Nolasco suma para el partido al extremo Carmona, que no tuvo minutos contra el At. Valladolid y se quedó en la grada por problemas en una rodilla. Muratovic y Potic aparecen como los principales peligros para el siete altoaragonés, además de un pabellón que es una ratonera.
Hay buen ambiente en la expedición del Bada a tierras gallegas. Mejor sonreír que lamentarse tras 12 horas de autobús. Quizá el viaje más incómodo de la temporada. Salieron el viernes a las 00.00 del Palacio de los Deportes para recalar en Cangas unas 12 horas después. Lo normal. El problema es cuando se apelmazan los partidos. Bada se encuentra hospedado en el hotel Airiños de Cangas. “Un buen sitio si vas a esta zona de Galicia y lo quieres tener como campo base para excursiones, cuenta Nolasco”, técnico del siete altoaragonés.
Y es que si falta descanso sobra optimismo en el Bada Huesca. O al menos, se transmite eso. La verdad es que el equipo va fuerte. Va encadenando puntos y eso siempre eleva la moral. Este sábado tiene un reto importante. Cangas no viaja cómodo en esta Asobal. Cuando el final de la primera vuelta está cerca, ve que cada vez le queda menos tierra para acercarse al precipicio. Y en su casa, los gallegos se tienen que hacer fuertes. No les queda otra. Y el pabellón de Cangas es una ratonera. Allí ha entrenado esta tarde el Bada Huesca. Y otra vez esas sensaciones de temporadas pasadas. Una grada pequeña, donde caben unos 1.000 aficionados y con una acústica que retumba, que te puede sumergir en una atmósfera irrespirable. Un partido de esos que rivales y pareja arbitral tienen que ser capaces de abstraerse de la segura presión del público
Lo mejor es que salvo Ariño, Eloy y Quique Camas, Nolasco tiene a su tropa lista. Ha recuperado a Carmona, que se quedó fuera de la convocatoria contra el At. Valladolid por lesión. De la plantilla rival, Nolasco pone los nombres propios de Muratovic y Potic. Pero está convencido en el juego de su gente, de la espiral ganadora en la que se encuentra y del deseo de que “no aparezcan las meigas” para echar una mano al Cangas.