El Bada Huesca acabó el año lanzado, encadenando puntos y con un gran balonmano. El equipo, en una Asobal muy competitiva y con un Barça que da síntoma de ser un poquito mortal, permite soñar con Europa. El problema es que muchos equipos están en ese objetivo.
Los años naturales para la competición son principio y fin. Son dos capítulos. El que lega a mayo y el que arranca en septiembre. Un repaso a lo hecho en una temporada y un deseo para la siguiente, con equipos que suelen ser muy distintos. O no. El Bada Huesca que abrocha 2017 es (casi) el mismo que el que cerró la pasada campaña. Este 2017 ha tenido los cambios más nucleares fuera del vestuario. Algo que no suele ser normal. Sobre el 40×20 se apostó por la continuidad. Un par de retoques para mantener los principios fundamentales de su balonmano fueron, son, la base de un equipo que descansa con el objetivo de volver a Europa. El objetivo no es una quimera, pero la empresa no será fácil. Sí, está a dos puntos de la segunda plaza de la Asobal, pero son muchos los equipos quienes pugnan por ella. Y esto implica vivir al filo. Ganar te hace cabalgar hacia arriba; perder te deja sin montura.
Pero antes de poner el acento sobre el 40×20, este BM Huesca mudó en los despachos. 2017 ha supuesto la salida de uno de los hombres clave de la entidad y parte de lo que es hoy el presente del club no se puede entender sin él. Se trata de Javier Zaragoza. El fontanero por excelencia de la directiva. El gestor. El hombre que lidió de forma directa con los jugadores solo con cabeza y en uno de los aspectos más desagradables como es el capítulo de altas y bajas. Quizá, el duro de la directiva. Al menos, de cara afuera.
Otro cambio notable fue en el banquillo del Bada. Se fue Efrén Pérez. Si Nolasco marca la historia más reciente de este club, tampoco se entendería la misma sin el zaragozano. Él fue quien puso el nombre del alicantino sobre la mesa para que cogiera las riendas del equipo. Siempre como segundo. Lejos de los focos mediáticos, fuera de cualquier presión, Efrén sigue ligado al club. No solo es el responsable del segundo equipo. En sus manos descansa dar forma a canteranos como Rares, un tipo que lo tiene todo para explotar desde el lateral izquierdo. Su sustituto, Fernando Pérez fue un hombre de la casa.
El Bada Huesca 2017/18 se conformó con las incorporaciones de Adrià Pérez y Nicolas Zungri. El resto, el núcleo duro de este BM Huesca es el de la anterior temporada, con un año más que en unos casos, como los de Carró y Bonanno, han subido muchos enteros, y en otros, como el capitán Marco Mira, es de los que alfombran el camino que hay que seguir, todo un ejemplo, una de las brújulas. La primera vuelta ha dejado cierto sabor a que Europa, volver a llevar el nombre de Huesca al norte de los Pirineos, no es un imposible pese a las amenazas que siguen presionando al equipo y que tiene parte de corazón y de cabeza. En el primer caso, la falta de respuesta de la grada en un Palacio de los Deportes que sigue desangelado salvo citas muy concretas y, en el segundo, el alambre con el que se sujeta su presupuesto lo que sin duda es un motivo mayor de orgullo para valorar lo que siembra.
El equipo acabó este segundo capítulo encadenando puntos con un balonmano de muchos quilates, con una defensa acorazada y un Jorge Gómez que seguro que ha planteado alguna duda al seleccionador nacional sobre el tercer portero ya que Pérez de Vargas y el exHuesca Rodrigo Corrales son intocables. Arriba, el poderío en el lanzamiento de Teixeira, el buen hacer del renovado Carmona, el trabajo de Carró y del resto del equipo dan fundamentos suficientes para aspirar a todo. Y eso que la lesión de Eloy Félez encendió la luz de alarma. El central se reenganchó a la Asobal en el Bada Huesca. La anterior temporada ya dejó destellos de calidad y en esta fueron mucho más que destellos. Regresó para suplirle el zaragozano Javier Ariño, pero con fecha de caducidad. Sus estudios de Medicina priman sobre el juego en la élite y el infortunio se cebó con el jugador al lesionarse en un dedo.