ZARAGOZA | El Real Zaragoza volvió a perder, esta vez en el estreno de Velázquez en su banquillo. El técnico no cambió la cara de un equipo hundido, vencido en cada una de sus citas. Sin márgenes distintos en el juego, el Albacete acumuló remates durante todo el encuentro y el Zaragoza solo buscó la portería rival a partir del minuto 80. Allí, cuando más cerca estuvo de asomarse en el partido, llegó el tropiezo definitivo. Cayó Jair, perdió pie Gámez y Quiles dejó su firma en el debut de Velázquez. El entrenador cambió, pero la cuenta no se reinicia.
Dani Rebollo (8): Fue la mejor resistencia del Zaragoza en el Carlos Belmonte, con 5 paradas que aplazaron la derrota. Algunas de ellas fueron intervenciones de mérito, en disparos que llegaron siempre en distancias cortas, a quemarropa. Resolvió bien, a través de sus reflejos. No supo hacer mucho ante el último imposible.
Fran Gámez (3): Si ante el Huesca, no evidenció sus problemas físicos, frente al Albacete se le vio falto de finura y de ritmo. Su peor momento en el partido llegó en la jugada del gol. Un suave recorte le dejó en el camino, con el gol de la derrota en el primer plano.
Alejandro Francés (6´5): Siempre difícil de batir en los duelos, volvió a ser la parte más fiable del carril central. Ganó 4 de 6 duelo en el suelo, pero su mayor derrota llegó en la última jugada, en un balón aéreo. Todo lo que pasó después, le pilló demasiado lejos.
Jair Amador (3): Sólido durante muchos tramos del partido, recordará el duelo por la última jugada. Abandonó su zona, no supo cortar la jugada y la desgracia le dejó tendido sobre el césped.
Quentin Lecoeuche (SC): Una lesión le dejó fuera del partido. Había sido la única noticia feliz en el último mes, pero en El Belmonte le persiguió su peor sombra. Preocupa la fragilidad de sus fibras.
Marc Aguado (5): Recuperado por Velázquez, en algún tramo se le vio con mayor valentía y responsabilidad en el partido. Perdió su lugar en la base de la jugada, por mucho que corrigiera varias veces a tiempo.
Francho Serrano (5´5): Nunca se detiene. Intentó ganar duelos y recuperar el terreno que su equipo perdía en el partido. Todavía le faltan varios puntos de explosividad en la carrera. En este equipo, debe aplicarse en muchas frentes: tiene que afinar en los centros y probar más su suerte.
Maikel Mesa (5): Velázquez le situó en el centro del escenario y pidió el balón siempre que pudo. El Albacete supo pronto a quien tenía que detener y se aplicó en su marcaje y en las faltas. En la segunda mitad, perdió la paciencia y acabó sustituido
Víctor Mollejo (3): En su fútbol hay tanta voluntad como precipitación. Ganador de pequeñas batallas, perdedor en la mayoría de las guerras.
Manu Vallejo (2): Volvió a desaprovechar una titularidad. Pobre en el juego, su nombre se sitúa en el lugar de las decepciones.
Sergi Enrich (2): Rígido, no mejora el juego colectivo ni se acerca a los remates. En solo unos meses de competición, parece que haya envejecido un par de temporadas.
Cambios del Real Zaragoza:
Andrés Borge (6): El partido fue otra prueba exigente para el canterano, penalizado con amarilla a los segundos de su entrada. Aguantó los intentos del rival y mostró su rigor defensivo y su fútbol sostenido.
Sergio Bermejo (6): En un partido gris, nulo en ataque, lo intentó a través del regate y el disparo. El suyo pareció el más peligroso de todo el encuentro. Bernabé le negó la liberación que tanto necesita.
Germán Valera (6): En el último tramo, demostró que debería ser un jugador indiscutible. Jugó a pie natural y provocó el temblor del Albacete, a través del centro y de su disparo. Velázquez no puede renunciar a él y Valera no puede conformarse con poco.
Toni Moya (5): Sin hacer nada especial, supo darle una marcha más rápida al juego, en el lenguaje de los pases. Ese tramo del encuentro duró poco y Moyá acabó vencido, como todo su equipo.
Jaume Grau (5): La llegada de Velázquez le ha devuelto al banquillo. Ni se notó su ausencia ni el tiempo en el que estuvo sobre el campo.
Entrenador del Real Zaragoza:
Julio Velázquez (4): De un cambio de entrenador se espera una respuesta inmediata, un giro en el fondo y en las formas. El Zaragoza no supo imponerlo en el Carlos Belmonte y acabó vencido en la zona de la verdad, en el último tramo, tiempo en el que se escriben sus desgracias. No hubo señales de reacción ni muestras de valentía, tampoco por parte del técnico. El equipo está lleno de tachones, cabizbajo, preparado ya para su derrota.
El cambio en el banquillo no modificó el orden de los últimos meses y el Zaragoza, pálido, perdió en todos los registros. En su cuenta, solo hay derrotas y borrones.