Sin ningún precedente, con el marcador a favor y con las mejores sensaciones de la temporada, el Huesca completó un buen partido en El Alcoraz frente al Getafe. Parecía que iba a ser el día, todo iba de cara, pero el fútbol se cebó una vez más con el equipo altoaragonés. Las ocasiones generadas pero erradas en el primer tiempo y el penalti no pitado por el VAR hicieron que los pupilos de Francisco se quedaran con la miel en los labios al cosechar un punto que sabe a poco.
Desde la llegada de Francisco al banquillo azulgrana, la mejoría ha sido notoria en muchos aspectos del juego. El equipo ha logrado encontrar una identidad de juego, basada en una defensa apuntalada con tres centrales –Etxeita, Semedo y Pulido- y acompañada por dos carrileros: Miramón y Akapo. La realidad es que el Huesca estuvo plantado sobre el terreno de juego con mucho criterio, tanto en Sevilla como frente al Getafe. A pesar de ello, el jarro de agua fría cayó en forma de gol visitante en el minuto 91. Todo el gran trabajo defensivo se desvaneció cuando más daño hace.
La tarde del domingo fue un buen ejemplo para evidenciar la mejoría. El Getafe tan sólo remató 2 veces a puerta, 5 menos que el Huesca, y disparó un total de 8 veces, 10 menos que los azulgranas. El portero visitante, David Soria, tuvo que intervenir hasta en 6 ocasiones por una única de Jovanovic. Por otro lado, el Sevilla logró disparar 4 veces a puerta en el Sánchez-Pizjuán mientras que el Huesca lo hizo en 2 ocasiones pero supo resistir con criterio las embestidas de uno de los equipos más en forma de la Liga.
Otra de las notas positivas que dejó el conjunto azulgrana fue sin duda la alegría que brotaba en ataque. El Huesca fue otra vez aquel equipo que creaba ocasiones sin cesar, aquel conjunto que arrinconaba al rival en su portería a base del empuje de sus atacantes. Los de Francisco tuvieron grandes ocasiones de gol tanto en el primer como en el segundo tiempo. Ahí llegaría el primer tanto de jugada en El Alcoraz: un centro medido de Ferreiro lo remataría el capitán Etxeita para hacer saltar a una afición que esperaba con ansia ese momento.