Tiene este Levitec Huesca una pinta distinta a otros alistamientos. Otra cosa es lo que resulte sobre la pista. Pero de saque, ilusiona. Ahora toca currar para hacer un buen cesto porque centímetros, hechuras de buenos jugadores y tiradores, también. Coserlo todo depende de Guillermo Arenas y el resto del cuerpo técnico. Esta tarde noche, el Palacio de los Deportes ha sido una toma de contacto contra un Lleida que devolvió visita y se presentó sin Sierra ni Mbaye. Una buena piedra de toque para poner en práctica lo ya adquirido y para competir, o para coger sensaciones de competición sobre el parquet donde el equipo debe forjar su devenir en la LEB Oro. (Casi) todo pasará por lo que consiga en su guarida.
Los amistosos siempre son partidos con doble filo. Se quita hierro tanto a las derrotas como a las victorias, conscientes de que a nadie le gusta perder y sí ganar. Lo importante es el juego. El rendimiento de la colectividad y desbrozar si alguien busca más lo propio que el grupo. El primer cuarto (15-13) lo cerro el Peñas con un juego muy elaborado, con acierto, con mucha pizarra y pausado. La entrada de Turner y Johnson se puso el partido más rápido lo que benefició a Lleida. En el debe, la rapidez con la que se cargaron de faltas –dos cada uno -Hartwich y Aukstilkanis.
Lleida tiró de triples en el segundo cuarto lo que obligó a Guillermo Arenas a parar el reloj con 27-27 para frenar la sangría. Era necesario taponar esa vía de agua ante un Peñas incómodo con el rival con la muñeca caliente desde más allá de la línea de 3. Los jugadores del Peñas –Haws, Gjuroski, Sans- dejaron detalles de calidad en un amistoso de pretemporada interesante. Arenas, además, puso al canterano Vigil y a Domper, como en el primer cuarto a Demetrio, y eso siempre es loable por todo lo que implica. Se cerró el primer acto con un 35-38 para los catalanes gracias a que la defensa del Peñas ya no estuvo tan contundente.
El segundo acto se abrió con un Peñas más enchufado. Especialmente con la conexión Hartwich-Gjuroski. Y es importante ese punto de concentración cuando Peñas camina por la mitad de la pretemporada. Una canasta de 3 y una contra pusieron el acento para dar la vuelta al marcador (44-40) pero más que ello fue la forma en cómo lo consiguió ante un Lleida robusto y con acierto desde el exterior. Le faltó por terminar de coser al Peñas su juego. Compartió con Lleida jugadas de guerrillas y de pérdidas de balones que mutaron el dominio en el electrónico (50-53). Esa sensación de que cuando se va a un básquet más académico, el Peñas se sentirá cómodo y lo contrario en el barro o pierda el hilo de la costura.
El último cuarto se abrió con +2 (55-53) para el Levitec Huesca con Gjuroski –impresionante lo de este chico- que puso la bola dentro sobre la bocina y en un movimiento anárquico. En el equilibrio, Arenas repartió minutos con esa sensación de contribuir con pegamento para hacer equipo por encima del resultado de un amistoso. En el último tramo se dejó esa sensación de estar en un encuentro con puntos en juego por errores forzados propios e impropios -con Johnson como protagonista- y decisiones arbitrales compensatorias. Un caldo de esos que ponen a una afición en armas cuando hay substancia en el puchero. Se entró al último minuto con 67-61 en el electrónico para cimentar la victoria de un Levitec Huesca que dejó una grata impresión y en la retina un alley-oop de Johnson a Hartwich.
Puntos
Levitec Huesca (69): García 6, Johnson 6, Sans 2, Aukstikanis 5, Haws 10, De Blas 4, Domper, Karahodzic 3, Gjuroski 19, Nurger 4, Hartwich 8, Demetrio 2 y Vigil.
Força Lleida (61): Chapela 8, Djuran 6, Kyei 9, Feliú 5, Fall 6, Lafuente 3, Oliva, Bergada, Turner 13, Stutz 8, Quintela 2.