Las sensaciones desprendidas por el Real Zaragoza esta temporada están siendo muy distintas a lo que se vio en el agotador curso pasado. A pesar de que en la media docena de jornadas disputadas hasta el momento, los resultados no acompañen, la predisposición y la energía de los muchachos de JIM recuerdan a campañas en las que el conjunto del león se encontraba más cerca de los puestos de arriba que de los de abajo. Juan Ignacio Martínez ha conseguido formar un grupo fuerte en el vestuario y el compromiso de todos los futbolistas con la causa no parece estar en duda. No obstante, la situación de escasez de puntos en la que se encuentra el Real Zaragoza no se puede mantener mucho más en el tiempo si se aspira a estar “en la pomada”.
La regeneración de la plantilla llevada a cabo este verano por Miguel Torrecilla ha dado lugar a un equipo más compensado y competitivo que la temporada anterior. Los nuevos fichajes comienzan a cobrar protagonismo en los onces y en las rotaciones, y JIM empieza a impregnar en los suyos sus ideas de juego, modernizadas y más atrevidas que el curso anterior. Aunque el gol no esté acompañando al equipo en este inicio de temporada, el Zaragoza está generando mucho y de calidad, ya no solo en el área rival sino en la parcela de tres cuartos de campo, una zona muy poco amortizada hasta la fecha por estos jugadores.
Sentirse mejor que el rival
Uno de los principales aspectos a destacar de este Real Zaragoza 2021/22 es el ritmo y la intensidad con la que salta a los partidos. Salvo quizá el encuentro frente al Alcorcón, en el que los alfareros arrancaron con un tono más de carácter, el cuadro maño ha dominado los partidos a base de jugar bien y achuchar a su rival. La confianza de los jugadores tras la victoria con remontada precisamente frente al conjunto madrileño ha aumentado, ahora se ven capaces de hacer lo que hace unos meses parecía una auténtica entelequia: reponerse ante las adversidades.
El Real Zaragoza ni ha sido ni se ha sentido inferior a ninguno de los conjuntos con los que ha jugado. Con un manual de estilo mucho más claro sumado a las ganas de los futbolistas de reivindicarse tras una temporada nefasta, el Zaragoza se está plantando sobre el campo con un aspecto más lúcido y atractivo.
El 4-3-3 de la pizarra de JIM empieza a coger soltura y los jugadores comienzan a entender los movimientos y automatismos que exige jugar de esta forma. Uno de los grandes cambios que ha experimentado el Real Zaragoza se encuentra en la presión; ahora se realiza en una altura del campo superior, ahogando al rival e impidiéndole salir con la pelota desde atrás, lo que permite recuperar más arriba y arrancar las jugadas en una posición más ventajosa de cara a puerta. Menos metros que recorrer para llegar a la portería del rival.
No obstante, jugadores que se presuponen claves como Francho Serrano, Sergio Bermejo o Álvaro Giménez todavía tienen que dar ese paso adelante para que el equipo comience a producir resultados positivos. Quizá es muy pronto para sacar conclusiones, pero el sistema parece que no va a esperar a nadie y la plantilla actual ha demostrado tener fondo de armario para buscar soluciones constantemente.
Rasmia sin gol en Zaragoza
Además de una propuesta valiente y acorde al perfil de la mayoría de los integrantes del equipo, la rasmia de este Zaragoza ya levanta pasiones entre los aficionados. Jugadores con carisma como Valentín Vada o Nano Mesa encienden a una afición necesitada de estímulos que llenen el vacío de todos estos meses de sinsabores. A la lista de guerreros en las filas de JIM hay que añadir el pundonor de Azón, la raza de Narváez o la pasión de Francés por demostrar que son capaces de vestir estos colores. Sin duda alguna, un aspecto que se antoja clave para trepar cuanto antes posiciones en la tabla.
Aunque bien es cierto que toda esa intensidad a la hora de jugar se debe saber gestionar tanto por parte del entrenador como por los propios futbolistas. Las emociones en ningún caso deben nublar la realidad, y la pasión puede acabar en frustración.
Sin embargo, lo esencial en el fútbol es marcar gol, desde luego, y de eso el Zaragoza no puede presumir. Junto al Alcorcón, Leganés y Real Sociedad B es el equipo con menos tantos anotados (4). Mucho más llamativa resulta esta carencia de gol si se observa el número de disparos realizados en estos seis partidos: 86 tiros acumulados, 14 chutes de media por encuentro. Una cantidad de ocasiones imposible de imaginar el año pasado a estas alturas, cuando acercarse al área rival era toda una proeza. La falta de calidad de los de arriba a la hora de definir y el exceso de ansiedad al ver el área rival se postulan como los motivos fundamentales por los que al Real Zaragoza le está costando tanto marcar goles.
Tiempo al tiempo
Los de JIM se encuentran ahora mismo en puestos de descenso tras seis partidos disputados. La situación numérica no está dando la razón a una manera de jugar mucho más atractiva y emocional que en anteriores campañas, y cada vez más urge puntuar de tres en tres. Pero no hay que olvidar que la sensaciones son muy distintas porque el Zaragoza entretiene cuando salta al campo: muchas ocasiones, intensidad en cada acción, jugadas de estrategia o solidaridad defensiva.
Muchas cosas se están haciendo bien a nivel deportivo y la confianza en estas alturas de la temporada debe ser plena. El tiempo dirá quién tiene la razón, los números cosechados hasta el momento o las buenas sensaciones desprendidas.