Venció el Real Zaragoza en el penúltimo ensayo de la pretemporada, en un día gris, sin brillo. Marcos Luna acabó siendo la solución a todos los problemas y Poussin paró un penalti tras otro error grotesco, impropio de un futbolista de la categoría. Pudo firmar, además, su sentencia con un gesto feo, inútil, que no pasó por alto: mandó callar a la afición desplazada después de detenerlo.
El Real Zaragoza le tomó el pulso rápido al partido. Desde muy pronto Gori puso el fútbol, Keidi la intensidad y Marcos Luna la profundidad. El canterano pareció un purasangre, incansable al galope y dañino en cada contacto con el balón. En ese triángulo se cocinaron las mejores cosas, las jugadas de peligro, ante un Nástic que entró al trantrán en el choque.
Intenciones al Zaragoza nunca le faltaron. Con balón se sintió cómodo, dominante; sin él sufrió y Jaume quedó retratado en un par de ocasiones, en las que dejó claro que no es central. El balón parado representó una fuente de peligro casi permanente. El Zaragoza tiene en Gori un talento interesante, productivo y en uno de sus envíos Nieto pudo abrir el marcador. Antes de llegar al descanso, Poussin le negó el gol a Pablo Fernández, el mejor de los suyos, en un mano a mano tras un desajuste en la zaga.
La segunda mitad empezó con cambios y ritmo. El Zaragoza siguió dominando el partido a través de su banda derecha, pero con diferente protagonista. Si en la primera parte el peligro llegó gracias al poderío físico de Luna, en la segunda Pau Sans demostró estar más que preparado para el inicio liguero. Y en un córner que Sans provocó, Luna abrió el marcador en una jugada rocambolesca que ni el mismo pareció creerse a juzgar por su celebración. Parecía evidente que el balón parado de Gori terminaría dando sus frutos…
Con el marcador a favor las tornas cambiaron. El Zaragoza cedió metros, posesiones y se refugió en su campo. Concentró a gente apta para correr al espacio y así hizo daño. En un contragolpe pudo matarlo, pero ni Moya ni Soberón acertaron, y Poussin se quedó a centímetros de regalar el empate tras una mala cesión de Sabater. El francés cometió un penalti indiscutible después de liarla con los pies, su punto más flaco. Lo solventó parando el lanzamiento, aunque pudo firmar su sentencia al instante: mandó callar al fondo zaragocista.
El ritmo de la segunda mitad se volvió lento y pesado. Los cambios se sucedieron y el Zaragoza administró bien su ventaja, sin grandes alardes pero de forma efectiva. El Nástic lo intentó con más corazón que cabeza y la mejor noticia del partido llegó en forma de reaparición: Francho volvió a jugar cinco meses después, en un regreso esperadísimo. Ahora solo queda la vuelta de otro enorme zaragocista: Cristian Álvarez.
Ficha técnica:
Nástic: Rebollo (Varo, 46’); Leal, Dufur (Gorka Pérez, 68’), Tirlea (Pol Domingo, 76’), Joan Oriol (Nil, 46’); Gorostidi (Borja Martínez, 76’), Montalvo (Óscar Sanz, 68’); Marc Fernández (Jardi, 59’), Mario Rodríguez (Antoñín, 59’), Víctor Narro; Pablo Fernández (David Concha, 68’).
Real Zaragoza: Poussin; Luna (Calero, 61’), Lluís López (Sabater, 46’), Grau (Francho, 75’), Nieto (Tasende, 46’); Keidi Bare (Toni Moya, 61’), Marc Aguado (Jair Amador, 46’), Gori Gracia (Lucas Terrer, 61’); Bermejo (Pau Sans, 46’), Bazdar (Azón, 61’), Liso (Soberón, 46’).
Goles: 0-1: Luna (49’).
Árbitro: Amarillas a Keidi Bare (45’), Poussin (57’), Nil (61’), Concha (90′) y Calero (90+2’).