ZARAGOZA | El fútbol parecía gris hasta el minuto 38. Y lo volvió a parecer en el cierre, como si la historia se pudiera escribir a través de un juego de espejos. Como si en los partidos del Zaragoza mediara siempre una extraña maldición.
En ese punto en el que todo comienza, el Eibar le había tomado el pulso al juego, hasta domar el entusiasmo inicial del Real Zaragoza. La intención de los locales se apagó y Stoichkov hizo volar a Cristian Álvarez en uno de sus milagros de casi todos los días. Mario Soriano dominaba el fútbol y el mediocampo de tres piezas, la nueva fórmula de Escribá, había perdido la pista del partido.
El Real Zaragoza puso el encuentro boca abajo en ese tramo, sin previo aviso. Lo hizo a través de dos ataques verticales, simplificando el fútbol, en busca del atajo ideal. El juego fue vértigo y frenesí; una reducción perfecta. El balón voló por el aire sin estaciones intermedias, hasta que Maikel Mesa lo llevó primero a la red. Le siguió Jaume Grau, que completó una acción circense, impensable, de Jair Amador.
Si el fútbol se ordena a través de los mediocampistas, el equipo de Escribá supo agitarlo a través de dos ataques frontales, directos, sin retórica. El primero se escribió en tres toques. El desplazamiento de Cristian Álvarez se encontró con dos peinadas consecutivas, de Jaume Grau y Manu Vallejo. Segundos después del saque del argentino, el balón le quedó franco, perfecto a Maikel Mesa.
Nadie aparece como el canario en el lugar del gol, tranquilo, fresco, feliz. Su golpeo fue preciso, paralelo e ideal. Luca Zidane solo pudo hacer el golpeo más bello con su vuelo. Celebró una Romareda entregada, feliz ante el acierto de su equipo, entregada a un fútbol veloz y sin artificios.
El segundo gol dibujó el mismo camino. El desplazamiento de Lecoeuche dio con Jair, que fue capaz de dar tres toques en el aire y preparar el remate de Jaume Grau. Para completar el más difícil todavía, Grau, zurdo, resolvió con la diestra. El balón no tocó el suelo y Grau levantó el puño en busca de Jair Amador, que sería protagonista de dos goles que llegaron en cada bando.
Segunda mitad, remontada del Eibar
En la segunda mitad, la película cambió por completo. No encontró Maikel Mesa la sentencia y el Eibar le dio la vuelta a todo en cinco minutos. Primero, Jon Bautista rozó el balón de Stoichkov lo justo. No llegó Cristian Álvarez, que tardaría poco en retirarse, en la señal de que todo iba a peor. El ídolo caído contempló antes de irse el empate del Eibar. Allí, apareció Jair Amador en la fotografía, como un cómplice de los armeros. En ese lugar estuvo Juan Diego Molina Stoichkov, como un verdugo conocido en La Romareda.
El empate llegó tan rápido como había aparecido la ventaja del Real Zaragoza. Pero el fútbol era ya un mal presagio, una fatalidad. El partido estaba para un detalle o para una genialidad. En ese punto pidió paso Ager Agetxe y su zurda lo decidió todo. De falta llegó un impacto combado, lejano, preciso, perfecto. Poussin solo pudo aplaudir, mientras la afición se llevaba las manos a la cabeza, incapaz de entender como su equipo había perdido una victoria que creyó suya en un solo suspiro.
El Zaragoza, aturdido, solo pudo reaccionar en el tramo final, y convirtió a Luca Zidane en el héroe del último minuto. No acertaron ni Bakis ni Jair ni Toni Moya en el último carrusel. El fútbol que primero aupó al Zaragoza a través del vértigo, se volvió desesperación, una guerra sin consuelo.
El talento del Eibar lo decidió todo, que fue capaz de cambiar la dinámica del juego, de llenar de dudas al equipo de Escribá cuando todo estuvo a su favor. En el momento en el que el partido empezó en serio, el triunfo estuvo entre las manos de los aragoneses, con dos goles que se cantaron en un instante.
El triunfo se fue veloz, a la misma velocidad a la que pareció llegar, como si las ventajas fueran ceniza en el césped. Como si el Zaragoza hubiera perdido entre sus manos la pista de todas las victorias.
Ficha técnica
Real Zaragoza: Cristian Álvarez (Gaëtan Poussin, 70); Andrés Borge, Lluís López, Jair Amador, Quentin Lecoeuche; Marc Aguado (Toni Moya, 75), Maikel Mesa, Jaume Grau; Germán Valera (Sergio Bermejo, 70), Manu Vallejo (Víctor Mollejo, 65); Iván Azón (Sinan Bakis, 65).
SD Eibar: Luca Zidane; Tejero, Berrocal, Arbilla (Venancio, 88), Ríos Reina; Sergio Álvarez, Matheus; Corpas (Aketxe, 57), Mario Soriano (Vencedor, 88), Stoichkov; y Jon Bautista (Quique Glez., 80).
Árbitro: De la Fuente Ramos (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Ríos Reina (24), Maikel Mesa (36), Corpas (41), Tejero (45), Grau (77), Mollejo (82) y Bakis (94).
Goles: 1-0, min. 38: Maikel Mesa. 2-0, min. 44: Jaume Grau. 2-1, min. 61: Jon Bautista. 2-2, min. 68: Juan Diego Molina Stoichkov. 2-3, min. 86: Ager Aketxe.