Balenciaga, central del Logroño, fue el primer jugador en consolar a Camas tras fallar el 7 metros que le hubiera dado el empate a Bada contra el siete riojano. Son amigos. Sergey, el portero que mutó en héroe del partido, habló por la noche con el extremo aragonés. Son amigos. Y eso es lo que hace grande este deporte. Muchos han compartido vestuario. Eso sí durante el partido hubo guerra psicológica entre el extremo y el portero. Se conocen bien. Se tienen estudiados. Camas le ganó la partida hasta esa última jugada. Una pena. “Ha sido una noche larga. Hasta las cinco de la mañana mirando al techo. Pensando en ese 7 metros una y otra vez”, dice Camas con el mismo aplomo que suelta que volvería a tomar la responsabilidad “una y mil veces más”. Ha visto la foto de la parada muchas veces, como el vídeo. Y no se amilana. Si tiene que asumir otra vez la responsabilidad en una jugada similar, se alistará de voluntario.
Este sábado, duelo contra Cangas
El deporte es así. Jugada clave con el tiempo cumplido, que desencadena el suero o el champán. “Si lo hubiera metido sería un héroe, pero no lo metí”, asevera el extremo consciente de que al estar el equipo en descenso el punto hubiera sido muy valioso. La verdad es que el calendario aprieta tanto que casi no hay tiempo de digerir esa derrota. Esta noche la pasarán en el autobús. por delante 12 horas rumbo a Galicia. Salen de Huesca a las 00.00 para ver amanecer por el este de España. El sábado, a las 17.00 toca jugar contra un Cangas que cierra la Asobal.
Viajan con esa idea de que los 60 minutos jugados contra Logroño ha dado más empaque al equipo. Más juntos en defensa, más decisivos en el ataque. Desde hace un par de semanas el equipo entrena mejor, Nolasco cuenta con más efectivos, vuelve a dejar fuera a algún jugador de la convocatoria. Cosas que solo permiten ver el futuro con cierto optimismo. Eso sí, lo primero es ganar a Cangas y luego al Nava. “Cangas está abajo, pero sabe a lo que juega. Tiene a jugadores muy veteranos que saben manejar estas situaciones”, advierte Camas. Y pone nombre propio al peligro del siete gallego: Mutatovic. Veteranisimo y con mucho balonmano.
Hasta que llegue el partido tocará ‘salvar’ las 12 horas de autobús con colchón, almohada, antifaz, cargadores, algo para sujetar la tablet y comida, dice el extremo. Luego, el viernes se hará largo, aunque la gastronomía gallega siempre ayuda a superarlo con algo más de holgura. La vuelta serán otras 12 horas. Si es convictoria, sin duda será más cómoda.