ZARAGOZA| No fue un fin de semana fácil para el aficionado zaragocista. El primer equipo empató in extremis ante el Racing de Ferrol. Un empate que no vale de tanto, pues al no ganar no se ha matematizado la permanencia y el Real Zaragoza sigue en peligro. El filial, por su parte, no pudo aprovechar la ventaja del partido de ida de los playoff y cayó eliminado ante el Pontevedra por 3-1 con un gol también en los últimos minutos. Esta vez por parte del rival. Víctor Fernández causó indirectamente esa derrota. Pues ante el hueco que tiene el míster a causa de las lesiones, tuvo que convocar a muchos canteranos para llenar su convocatoria.
Pese al regreso de Víctor Mollejo al once inicial y por tanto a la convocatoria, el Real Zaragoza convocó a un total de cinco jugadores del filial. Dos de ellos partieron de titulares. Adrián Liso que ya no es una novedad y que anotó su segundo gol de la temporada, y Lucas Terrer, que debutaba como titular en La Romareda. A ellos dos se le sumó en el 56, justamente sustituyendo al joven Terrer, Alberto Vaquero.
Los minutos para estos jugadores se vieron como un regalo envenenado. Su participación no destacó en exceso, debido en gran parte a un pobre rendimiento general. Lo más destacado fue un potente larguero de Alberto Vaquero desde fuera del área cuando el encuentro todavía marcaba la derrota del Real Zaragoza.
Víctor Fernández acabó convocando a Jorge Cuenca y Miguel Operé para quedarse en el banquillo y dejarlos sin oportunidad de aportar en Pontevedra. Ambos han sido piezas importantes del Deportivo Aragón. El extremo Marcos Cuenca ha anotado 9 goles en los 28 partidos que ha podido disputar en 2 RFEF, mientras que Miguel Operé ha sido el jugador que más minutos ha disputado con el equipo filial.
Cierto es que la función de la cantera es nutrir de calidad y cantidad al primer equipo cuando es necesario, y por mucho que se estuviera jugando el Deportivo Aragón el ascenso, el Real Zaragoza tenía una tarea más importante, salvar la categoría en una desastrosa temporada. La tarea de Víctor era muy difícil, pues necesitaba opciones diferentes para llenar la convocatoria. Sin embargo, tanto Operé como Cuenca tenían por delante suyo un jugador de la primera plantilla que podía ocupar su posición. Mouriño y Manu Vallejo respectivamente.