Que Zaragoza es cuna de buenos futbolistas está claro. No hay más que hacer un repaso a los futbolistas que han nacido de la Ciudad Deportiva y han progresado hasta convertirse en grandes figuras del fútbol nacional e incluso, internacional. Cani, Lafita, Ander Herrera, Señor, Violeta… son buena muestra de ello a lo largo de toda la historia zaragocista.
Uno de los canteranos más ilustres es el capitán, Alberto Zapater. Un zaragocista hasta la médula que cuando le falla el físico, tira de corazón y garra para defender el escudo del león. Zapater es el espejo en el que se miran los canteranos más jóvenes de la plantilla actual y no son pocos: Soro, Delmás, Guti, Lasure, Biel, Pombo…
Hacía tiempo que no se veía a un Zaragoza con tanta y tan buena cantera sobre el césped. De todos ellos, Soro es el gran protagonista durante estos días. Ante el Rayo Majadahonda puso luz a un Zaragoza muy gris en ataque, perdido en los últimos metros, que solo pudo encontrar en sus botas el camino hacia una remontada que se quedó en el empate.
Y como suele suceder cada vez que un canterano comienza a despuntar ya son muchos los que se preguntan cuánto vale Alberto Soro. Su valor debe ser intangible. Igual que debe serlo el de Pombo, el de Lasure o el de Delmás. Su valor es de la supervivencia del Real Zaragoza. Demasiado para poder contabilizarse.
La venta de un canterano para hacer caja de forma inmediata en lugar de gestionar su permanencia en el equipo con visión de futuro, es algo que ya hemos visto demasiadas veces. Ahí está la salida de Vallejo al Madrid por 6 millones, la de un Arbeloa que ni siquiera llegó a debutar con el primer equipo zaragocista o la de Ander Herrera por más de 8 millones de euros. Son los ejemplos más mediáticos, pero hay muchos otros.
Ellos son la joya de un corona que da para mucho más y que debe hacer al club consciente de la importancia de hacer valer la cantera. Y más cuando la situación económica del club no permite grandes operaciones ni desembolsos en la compra de jugadores de primer nivel.
En este caso, la vía de salvación del futuro zaragocista pasa por la gente de casa. No hay que especular con el futuro de los canteranos, sino invertir en ellos, porque su porvenir será el mismo que el del Real Zaragoza. Solo una política de club, con sentimiento de pertenencia y que crea en aquellos que se forman desde la base en la Ciudad Deportiva devolverá la grandeza a un Zaragoza en horas bajas.