Estimado entrenador de la Sociedad Deportiva Huesca.
Me va a permitir que en estas líneas hable de algunos aspectos desde su llegada al club. En ningún caso pretendo dar lecciones de nada, entre otras cosas porque no me considero preparado para tratar mucho el tema táctico en lo que se refiere a lo futbolístico, pero sí exponer aquí tanto algunas dudas que me surgen tras escucharle al finalizar los partidos y, por supuesto, algunas loas, que también las merece.
Primeramente aplaudir su valentía por encabezar un nuevo proyecto sin apenas jugadores, con una marejada externa que podía haberle hecho buscar otro destino, y por apostar por un fútbol valiente, que hace muy entretenidos los partidos como local de su equipo. Además de ello, en la jornada 16 su equipo está en puestos de play off, y a menos de un partido del ascenso directo, por el momento, el objetivo va por buen camino, y supongo que tanto usted como su equipo de trabajo, tendrán alguna culpa de este éxito.
Por no extenderme demasiado, y como no es mi intención analizarle en cada partido, permítame centrarme en los más inmediato, la derrota de su equipo en Fuenlabrada. Ya sabe usted, que como le escuchaba decir al querido periodista turolense Alfonso Azuara, “de fútbol y de medicina, todo el mundo opina.” Por eso, algunos consideraban que alinear de titular a Luisinho en el Fernando Torres antes que a Javi Galán, era poco menos que un sacrilegio.
Yo soy de los que piensan que cada equipo debe tener su identidad, pero no pasa nada por fijarse a veces en el rival, analizar, y comprender que probablemente el portugués ayudara más en tareas defensivas, ante un equipo que tiene parte de su fuerte en el juego por banda. No todos vamos a estar de acuerdo, pero en esto, apruebo su decisión. Tampoco nada que reprochar a los cambios, que esta vez produjeron, sobretodo Cristo. Tomó una decisión valiente y murió con esa idea aunque el resultado no fuera el esperado. Yo aplaudo a los valientes siempre que no sean suicidas. Por suerte, tanto en los partidos anteriores como en este, usted ha sido lo primero y no lo segundo.
Ahora bien: entiendo que tras el partido no sea el momento en señalar con el dedo a sus futbolistas, ni personalizar en ninguno, pero si la mayor autocrítica en público es: “Hemos salido fríos al partido”, algo está fallando. Porque tras esto, escuché decirle que el equipo había sido superior en todas las estadísticas, cosa que al parecer a usted le encanta, (las estadísticas digo), pero en la estadística más importante, y la que realmente cuenta, su equipo perdió por 3-2.
Cierto es que los números pueden hablar tanto de cómo se comporta un equipo, o de cómo puede ser un partido. Si su Huesca fue superior estadísticamente al Fuenlabrada pero terminó perdiendo, algo se hizo mal. En Lugo fue crítico con la defensa a balón parado porque el Huesca cantó por soleares en ese aspecto, todos lo vimos y no le dolieron prendas en reconocerlo. El sábado, en el Fernando Torres, tras haber podido adelantarse, el equipo cometió un error de bulto: dejar rematar a un jugador solo, en el primer saque de esquina de su rival, cuando además es una de las mejores armas que posee.
Así, remando a contracorriente, cuando además su equipo es incapaz de romper las líneas rivales, es muy difícil darle la vuelta al partido. Eso sí, tras una pérdida que propicia una contra de libro y un autogol, y cuando en busca del empate recibe otro mazazo, su equipo supo meterse por dos veces en el partido, no hay que olvidar eso pues es de aplaudir.
En resumen: las estadísticas están bien, pero ahora mismo, el equipo necesita a domicilio parecerse ligeramente a como se comporta de local, y entonces, aunque la segunda es muy larga y todo está muy igualado, (disculpe el tópico pero es cierto y no seré yo quien se lo niegue), las cosas le irán mejor. Todos podemos tener un mal día, todos podemos cometer errores, equivocarnos en un cambio, en un pase, en un marcaje, en entender mal una declaración.
Su equipo juega de lujo en casa y a domicilio parece un equipo vulnerable, como una tortuga sin caparazón, como el niño que llega a clase el primer día y no sabe que hacer ni como comportarse. Sin embargo, días después veo un equipo seguro, vertiginoso, mandón, que juega con gusto y que acongoja y anula a sus rivales, y me pregunto porqué un cambio tan drástico semana tras semana, que se viene repitiendo desde casi el inicio de temporada.
Esta respuesta no está en las estadísticas entrenador. Está en usted, en su equipo técnico y en sus jugadores, de los que no voy a dudar porque han demostrado que nunca se puede ni se debe dudar de ellos. No pretendo que el Huesca gane todos los partidos, pero sí que a domicilio tenga una imagen reconocible. Si tiene que perder, que pierda, pero no dando facilidades al rival, no potenciando sus virtudes. Si alguien quiere ganarle al Huesca que lo sude, que le tema, que se proteja, que vea frente a él un equipo y que diga: “Estos suben sí o sí.” Seguro que poco a poco es capaz de conseguirlo.
Reciba un cordial saludo de un humilde periodista que no ha permitido darle lecciones, sino una opinión sincera de lo que percibe.
P.D.: Tanto su Rayo como el Huesca hace dos campañas perdieron solamente 9 partidos en todo el año. A mediados de noviembre ya lleva 6 derrotas. Seguramente los dos que suban perderán más de 9 partidos, pero no deja de ser otra estadística. Por aquí se la dejo escrita.