Querido Jesús: hace un año que te fuiste, y como es lógico, en tu ciudad han pasado muchas cosas. Me permito el lujo de contarte las futboleras, porque si nos viéramos, seguro que a los cinco minutos de charla salía la conversación sobre tu huerto, y yo, aunque soy hijo de hortelano, esa faceta de cuidarlo y de informar como va, se la dejo a tu hijo Víctor.
Quería contarte muchas cosas, empezando por el final: el Huesca va como un tiro. Juega bien, está volviendo a enganchar a la gente, es humilde pero valiente, no se acobarda ante nadie, y desde hace mes y medio entra y sale de los puestos de play off de ascenso como si fuera algo normal y habitual. Y todo, teniendo en cuenta que los jugadores son los que juegan y la directiva y la secretaría técnica la que ficha, es culpa tuya, por haber sacado de no sé donde a Juan Antonio Albacete Anquela, algún día tiene que contarme esa historia. Entiéndeme, traerlo a Huesca fue un paso para él, porque creo que era la primera vez que se iba tan lejos de casa, y luego el éxito y el trabajo le fue llegando por méritos propios.
¿Recuerdas que cuando llegó Anquela nadie le quería dentro del vestuario? ¿Recuerdas que se empecinó en jugar con 3 centrales y dos carrileros y nunca le salió bien? ¿Recuerdas que cuando te fuiste sin avisar, el Huesca se la estaba jugando, le costaba ganar Dios y ayuda y peligraba su puesto en Segunda? Pues todo eso pasó, porque primero el técnico rectificó lo del esquema, aunque nos dio algún disgusto en forma de correcalles futbolero, y luego, supo amansar a los críticos del vestuario, haciendo importantes a todos. Terminó la temporada a gran nivel, si dura 4 partidos más te juro que el Huesca se mete en play off, pero no le dio tiempo. Aun así, dejó un sabor de boca extraordinario.
Una pretemporada ilusionante, con algún fichaje frustrado y dudas sobre quien llevaría la manija en el centro del campo tras la ausencia de Mérida fueron los prolegómenos del inicio liguero, pero como las cosas empezaron a ir bien, ya nadie se acordó del mediocentro creativo. De hecho, ha llegado Lluis Sastre en el mercado de invierno, y va a tener que sudar tinta para hacerse un hueco en el equipo.
Anquela ha construido un equipo que cree en él, ambicioso, donde quien se relaja se va fuera, quien pide oportunidades las tiene y donde se exige el cien por cien de todos desde el minuto 1 al 90. Anquela ha hecho un jugón a Samu, ha conseguido que Vadillo defienda como el que más. Con Aguilera y Melero nos ha demostrado que no es vital un creador en el centro del campo, y ha tenido paciencia con Borja Lázaro cuando se pedían goles de los atacantes y no llegaban. Ha tenido los bemoles de sentar en el banquillo a Camacho, cosa que nadie había logrado, y el capitán, muy lejos de enfadarse, ha asumido ese rol y aporta mucho cuando sale desde el banco.
El jienense ha devuelto la ilusión a la afición, que ya no tiembla cuando va a El Alcoraz, que no baja los brazos cuando su equipo encaja, porque sabe que hay posibilidades de remontada y todo esto sin hacer ruido, sin levantar la voz, hablando donde debe y con la bandera de la humildad y el trabajo por delante. Gestionar bien una plantilla no lo sabe hacer cualquiera.
Anquela ha entendido que la salida de Valentín, a pesar de que no reporte nada en lo económico, puede beneficiar a la convivencia y la competencia en el puesto, y no me entiendas mal, Valentín no creaba mal ambiente, simplemente, Anquela entiende que tiene demasiados jugadores en ese puesto y el club se ha sabido mover bien.
Es entendible que parte de la afición esté molesta porque el Huesca regale un jugador, pero en el fútbol de hoy en día, todo no es dinero. Si a todo esto le sumas que en lo social el club está tranquilo y va por el buen camino, sin nadie que saque mínimamente los pies fuera del tiesto, esto es una balsa de aceite en la que da gusto bañarse, trabajar, escribir y contar cosas en la radio.
No quiero desaprovechar la oportunidad de decirte que se te echa de menos: no sabes los ratos tan buenos que Barrantes, yo, y algunos otros compañeros vivimos contigo y que no nos cansamos de recordar en sobremesas y reuniones; contando nuestras batallitas, viajes y anécdotas contigo a los jóvenes que vienen pisando fuerte por detrás.
Lo dicho, cuídate mucho, vigila desde arriba que a lo mejor en junio necesitamos una “ayudica” desde el cielo.
Recibe un fuerte abrazo de tu amigo,
Sergio Brau Monesma