ZARAGOZA | Antes del inicio de temporada una serie de dudas se atisbaban en el horizonte de Casademont Zaragoza. Una de las que más fuerza cogía tenía que ver con el nivel defensivo del equipo, confeccionado por una plantilla menos física y con menos centímetros que en otras campañas. Solo el tiempo decidiría si esta incógnita quedaría despejada pronto, o por el contrario se enquistaría para ser un quebradero de cabeza -otro más- para Fisac y su staff. A pesar de ser el tercer máximo anotador liguero, con una media de 90,4 puntos por choque, de poco le sirve al Casademont, que encaja 97 puntos por encuentro.
Pues bien, tras 5 jornadas disputadas de Liga Endesa y un mes de competición, ya hay una respuesta clara. Y no es cuestión de sensaciones – que también- , sino que basta con mirar números. A día de hoy, Casademont Zaragoza es el conjunto que más puntos recibe de la liga. En total, los rojillos han encajado 485 tantos, lo que se traduce en 97 cada encuentro. Por sí sola, la estadística es para echarse las manos a la cabeza, pero todavía hay más. Esta cifra coloca a los maños como el sexto equipo que más puntos ha recibido en la historia de la Liga Endesa tras las primeras cinco jornadas. Desde la temporada 1995/96, con Gijón Baloncesto como protagonista, no ha habido club que haya encajado tanto a estas alturas de campeonato. Alarmante.
Analizando estos primeros cinco encuentros, los maños han encajado más de 100 puntos en dos de ellos, ambos como visitante; 101 ante Real Madrid y 110 ante Leyma Coruña. A ellos se le suman los 91 de Hiopos Lleida, los 95 de Joventut de Badalona y los 88 de UCAM Murcia. Es decir, contra los murcianos fue el día que menos se encajó, aunque también el día que menos puntos se anotó (74). A estos resultados se les podría añadir también los 96 tantos recibidos hace escasas semanas en la visita a Patrioti Levice en la FIBA Europe Cup.
Insuficiente amenaza ofensiva
En el otro lado de la cancha, Casademont Zaragoza puede presumir de ser el tercer equipo más anotador de Liga Endesa con 90.4o puntos por encuentro -solo superado por Unicaja Málaga y Morabanc Andorra-, el segundo en faltas recibidas y el quinto en rebotes ofensivos. Números más que notables que dejan ver el potencial ofensivo de la plantilla, que cuenta con multitud de recursos individuales y colectivos para hacer daño. Sin embargo, esta faceta queda totalmente opacada por el agujero defensivo. No sirve de nada anotar más de 90 puntos por encuentro si recibes 97. La mejor defensa no siempre es un buen ataque.
Pese a este problema crónico, los de Fisac cuentan con dos victorias en el casillero, cifra que sabe a poco si se tienen en cuenta las expectativas, pero que debería saber a mucho más vistos los problemas atrás. Ganar partidos como los de Joventut de Badalona y Hiopos Lleida, recibiendo 95 y 91 puntos respectivamente no es lo normal en este nivel. Si se quieren conseguir los objetivos no solamente vale con jugar a anotar más que el rival. ¿Sabrían decir cuál sería la situación del equipo si su ritmo de anotación fuese menor?
Fisac, en busca de soluciones
Porfirio Fisac y su staff también asumen que estos problemas deben de ser cortados -o por lo menos minimizados- cuanto antes. Aún con la dura derrota ante Leyma Coruña en la cabeza, el técnico se mostró muy crítico en la previa del partido de la FIBA Europe Cup ante Bursaspor: “En defensa nos falta energía, fuerza, tener las ideas claras tácticamente, nos falta confianza cuando las cosas no nos salen bien”. Además, incidió en los momentos de “desconexión”, que hacen a los suyos encajar canastas “excesivamente fáciles”.
“Nosotros nunca vamos a ser un gran equipo defensor porque no tenemos las condiciones propicias, pero lo que no podemos tener son desconexiones que hagan que no compitamos en períodos determinados”, comentó Fisac. También habló sobre el ataque y el equilibrio en los dos lados de la cancha: “Queremos divertirnos en el aspecto ofensivo, pero no podemos desconectar. Eso no va reñido con la palabra intensidad”.
Nombres propios
Para darle la vuelta a esta situación, Casademont Zaragoza debe apoyarse en todos y cada uno de sus jugadores. Todos los integrantes tienen que dar un paso adelante en tareas y responsabilidades defensivas. Sin embargo, hay tres nombres que destacan por encima del resto en el sistema.
El primero, como no podía ser de otra forma, es Santi Yusta. El capitán, caracterizado por su liderazgo y compromiso, debe volver a exhibir esa garra que ya ha demostrado tener temporadas atrás, incomodando a los tiradores y jugadores más habilidosos del rival. Como segunda espada está Yoanki Mencía. El ala-pívot cubano tiene que sacar a relucir su fuerza interior y aumentar su dureza (solo 1.8 faltas por encuentro) para imponer su ley cerca del aro. El tercer nombre sería el de un recién llegado, Jilson Bango. Probablemente el hombre llamado a ser el puntal defensivo para Fisac. Su intimidación y características físicas tienen que dar un plus en un puesto tan importante como es el de pívot. La lesión ha lastrado mucho su aportación, por lo que su recuperación se antoja crucial para el devenir defensivo del equipo.
Otras campañas
Respecto a campañas anteriores, Casademont Zaragoza tiene mucho trabajo por delante para igualar las cotas de puntos encajados por partido. La media más alta hasta ahora fue la de la 2017/2018, en la que recibió 88.4 tantos por encuentro, quedando en decimosexta posición con 10 triunfos y 24 derrotas. Durante esa campaña se sentaron en el banquillo Jota Cuspinera y posteriormente Pep Cargol. Por el contrario, la mejor marca en esta faceta se consiguió en la temporada 2011/2012, con el eterno José Luís Abós a la cabeza, donde se encajaron 72.2 puntos por encuentro y se terminó en décima posición. Sam Van Rossom, Rafael Hettsheimer, Carlos Cabezas o Jon Stefansson formaban parte de esa plantilla.
Lo que está claro es que Casademont Zaragoza tiene que cambiar cuanto antes el chip. Es obligatorio hacer autocrítica, darse cuenta de los errores, ajustar y “bajar el culo”, como se diría vulgarmente en la jerga de este deporte. Ya no hablamos de los 97 puntos, sino que recibir más de 90 por encuentro significaría casi con total seguridad decir adiós a cualquier aspiración e ilusión por cumplir con los objetivos marcados. Y ni el equipo ni el proyecto pueden permitirse eso. Es hora de cambiar y arrimar el hombro en defensa para no tener que lamentarse después. Lo único bueno de todo esto es que todavía queda tiempo y margen para mejorar.