Era Lérida o Catar y resultó ser Catar. El Bada Huesca no se clasificó para la Copa ASOBAL disputada este fin de semana en la localidad catalana, y por ello su afición se tuvo que conformar –ojo, que no es poco– con ver a la gran selección de Catar, dirigida por Valero Rivera y con jugadores de renombre (a pesar de no haber disputado minutos) como Saric o Capote, visitar el Palacio… otra vez.
Y es que, unas horas antes de que el Barça Lassa se hiciese con dicha Copa, el poco público que acudió al feudo oscense pudo disfrutar de un gran duelo que, a pesar de enfrentar a un club y a una selección, parecía de una gran relevancia en la competición liguera.
Esto se pudo ver en la intensidad con la que salieron los sietes iniciales de las dos partes, con un Bada muy serio atrás con el objetivo de demostrar por qué su defensa es una de las tres menos goleadas finalizada la primera vuelta de la liga, y unos cataríes con la ilusión de estar de gira por un país como España y querer triunfar allá donde vayan para preparar el próximo Mundial de Alemania y Dinamarca 2019.
Sin embargo, a los oscenses les falló la cita con la fortuna, comenzando el encuentro errando dos lanzamientos desde los siete metros por parte de Miguel Malo y Carmona, algo que aprovecharon sus rivales para ponerse por delante en el marcador con diferencias mínimas. Y no se quedó allí la cosa, sino que fue a más y, poco después de pasar el ecuador de la primera mitad, el colchón visitante aumentó hasta los tres tantos.
Desde entonces, dicho colchón parecía no hacer otra cosa que cada vez más grande más grande, con los altoaragoneses y su ataque –con dos jugadores del filial rojillo– que no podían contraponerse a los destellos de la enorme calidad del lanzamiento exterior catarí que ni Arguillas ni Broto podían contrarrestar (8-15 al descanso).
De hecho, a pesar de que los de Valero Rivera se mostraron muy intensos, a veces hasta excesivamente intensos, en cada lance del partido, el Huesca pudo, de no ser por la no muy buena efectividad ofensiva, haber recortado una gran cantidad de goles en el marcador, pero éste seguiría reflejando unas diferencias que llegaban hasta los ocho goles.
A falta de diez minutos para la conclusión del encuentro parecía que los de Nolasco podrían acabar maquillando en cierta medida el resultado final gracias a algunas dianas obtenidas debido a la buena circulación del balón y de las superioridades generadas, pero rápidamente se pasó eso cuando los asiáticos volvían a sacar a relucir su gran brazo desde la línea de los 9 metros, resultando el final del partido así con un 19-27.