¿Cómo sobreponerse a la técnica del cerrojazo? Es lo que el Real Zaragoza intentó descubrir en el partido ante el CD Lugo, pero le fue imposible de esclarecer. Los gallegos llegaron a La Romareda con una consigna clara: no dejar jugar. Con eso y poblando su área de jugadores en tareas defensivas, los lucenses sabían que podían hacer daño a la creatividad blanquilla. Y así fue.
Víctor Fernández quiso dar más consistencia al centro del campo desde el inicio. El regreso de Igbekeme por Soro iba a aportar más conexión, pero el nigeriano no tuvo su tarde. Ros por su parte recibió el premio de la titularidad junto a Eguaras, después de que ambos hayan demostrado que dotan al centro del campo zaragocista de mayor presencia y salida de balón.
Sobre el papel todo cuadraba, pero el CD Lugo había estudiado muy bien al Real Zaragoza. Los visitantes sabían del desborde de Kagawa, la velocidad de Dwamena y la puntería de Suárez. No tuvieron reparos en construir una auténtica muralla defensiva para anular a los tres atacantes más peligrosos del Real Zaragoza. Con tres centrales y las líneas muy juntas, el Lugo se volcó atrás para no dejar pasar a los zaragocistas.
Durante un tramo de la primera mitad, y ante la imposibilidad de llegar a la meta contraria, el Real Zaragoza perdió el balón y el Lugo dio un paso adelante hacia la portería de Cristian. Ahí, los de Víctor Fernández demostraron el oficio adquirido durante lo primeros partidos de Liga. No se pusieron nerviosos, esperaron pacientes y echaron mano de su velocidad para construir ataques rápidos que pudieran pillar descolocado al CD Lugo.
En estas jugadas, cuando el Lugo se vio desbordado por el Real Zaragoza, los de Eloy Jiménez comenzaron a emplearse con demasiada dureza. Las faltas se convirtieron en la tónica habitual, pero los blanquillos no pudieron aprovecharlas.
Cambio de sistema sin éxito
La segunda parte siguió por el mismo camino. El Real Zaragoza tuvo varios córners con los que poder abrir el marcador. Ante la capacidad de defender por alto del Lugo, los blanquillos optaron por jugadas ensayadas, sacando en corto el balón desde el banderín de córner. Tampoco hubo suerte.
Tras la lesión de Vigaray y las entradas al terreno de juego de Delmás, Papu y Pombo, Víctor Fernández cambio el sistema a un 4-2-3-1 buscando una mayor llegada de sus laterales y un área rival repleta de rematadores que pudieran dar el gol de la victoria a los zaragocistas.
Sin embargo, el CD Lugo impuso su ley gracias a un permisivo Areces Franco. Faltas, golpes, pérdidas de tiempo y supuestas dolencias fueron lo único que se vio sobre el césped de La Romareda en los últimos 10 minutos de partido. Ya no hubo fútbol, solo un cerrojazo imposible de batir.