Días después del quinto aniversario de la pérdida de José Luis Abós, hemos hablado con personas muy cercanas a él. El mister entrenó a Basket Zaragoza de 2009 a 2014. Esto nos han contado.
Pedro Llompart:
Su éxito residía en que además de saber mucho de baloncesto, hacía sentir cómodo al jugador en el día a día. Sabía escucharte y a la vez ponerte en tu sitio cuando procedía.
Era una persona fiel a los suyos, que, si se equivocaba sabia rectificar sin ningún tipo de problemas. nunca le podía su ego y estoy es muy de valorar. Estaba sometido a muchísima presión y sus inicios en Zaragoza no fueron fáciles. Le costó lo suyo y se lo ganó con mucho esfuerzo el ser profeta en su tierra.
Él relajado era capaz de contarte sin ningún problema, algunas de las pitadas que recibió en sus inicios, como si no le pesasen, ni le hubiesen pesado, pero los que estamos en este negocio sabemos lo duro que son estas cosas. Tú lo sufres y sabes que tus familiares más. Por lo tanto y más conociendo estás cosas, los jugadores valorábamos muchísimo que fuese capaz de tener esa templanza en el día a día. Y si José Luis la tenía en cada sesión y fuera de ellas, como no íbamos a tener templanza nosotros en el campo después. Teníamos que estar a la altura del entrenador que teníamos.
Sin duda, fue una época magnífica la que vivimos con el tanto entrenador como persona. Un entrenador han honesto y sincero para decirte lo que pensaba como hizo en Roma en un partido que recuerdo, y a la vez, tan cercano de cenar con mi familia cuando coincidíamos veraneando en Mallorca.
Un hombre de baloncesto hasta el último día. Recuerdo que la última vez que lo vi (fui a visitarlo al hospital), justo esa semana habíamos arrancado la liga perdiendo en casa contra la Penya. Cuando entré en la habitación, ahí estaba el José Luis entrenador acompañado de su mujer Eva. Me expuso los motivos de la derrota: “os ha ganado el partido un actor secundario, y no habéis sido capaces de reaccionar.” Tenía toda la razón.
Pocos entrenadores son capaces de conseguir lo que Abós consiguió durante los años que nos entrenó y no me refiero a las victorias, si no al cariño y respeto que se ganó de absolutamente todos los jugadores de la plantilla. Un hecho que, en mi humilde opinión, habla un poco de cómo era como persona.
Albert Fontet:
Para mí, Pepelu fue un referente tanto dentro de la pista como fuera. El confió en mí desde el primer día que llegué a Zaragoza y nunca le estaré suficientemente agradecido. Fue un gran líder y seguramente esta era su mayor virtud, sabía llevar muy bien al grupo y nos hacía sentir a todos importantes sin importar el rol que tuviéramos.
Como persona, siempre muy cercano. Recuerdo muchas charlas con él después de los entrenamientos e incluso fuera de ellos en algún concierto. Fue muy querido en su ciudad y se ganó a la gente con cariño y aprecio lo cual dice mucho de él.
Un entrenador duro conmigo (y con todos) cuando tenía que serlo, pero también dotaba de mucha mano izquierda cuando hacía falta. Cómo he dicho al inicio, un líder de los que hace mejores a sus equipos y a sus jugadores.
El recuerdo más emocionante que tengo con él y el primero que me viene a la cabeza siempre, es en la Copa Aragón en Cuarte, antes de empezar mi último año. Fue su última aparición pública, nos vino a ver jugar y nos dio su apoyo. Un partido en el que además lo hice como capitán, que para mí fue muy emocionante y creo que para cualquier persona o aficionado que estuviese en ese pabellón. La ovación fue increíble y creo que a todos se nos encogió un poco el corazón.
Paloma Abós (Hija de José Luis):
A mí padre le definiría como una persona trabajadora, humilde y con sus objetivos claros tanto a nivel laboral como personalmente. Para mí fue un ejemplo de esfuerzo titánico, de constancia y de pasión por el baloncesto. Quizá sea por ese amor al deporte que inventó Naismith. Todo en su vida lo relacionaba con el mismo: comparaba mis notas con el resultado de un partido y me enseñó a controlar mi carácter diciendo que era como lo que él hacía con los árbitros.
Me ha enseñado que a veces es mejor el trabajo en colectivo (como en un equipo). Que no siempre importa la victoria, sino a veces el esfuerzo, igual que dentro de la cancha… Y el ejemplo más grande de esto: a veces se gana y otras se pierde. Y aunque perdiese la batalla contra el cáncer, se ganó el cariño de muchos gracias a su trabajo y esfuerzo.
Zaragoza se lo demostró y se lo pudo llevar al marcharse. Igual que en un partido de basket. Con su espíritu y sus valores siempre presentes; seguiremos mirando hacia adelante: que aún nos queda mucha “temporada”.
Willy Villar:
Nos conocimos en 1996 en Bilbao, él como entrenador y yo como jugador. Desde el primer día, tuvimos bastante química, entendimiento y una relación que va más allá del entrenador-jugador.
Tanto fue así que José Luis me fichó para su plantilla en Inca un año y varios después, soy yo el que ya como director deportivo, contacto con José Luis para que sea nuestro entrenador en Mallorca.
Y ahora sí, nuestra siguiente y última etapa juntos fue en Zaragoza donde Abós hizo mucha fuerza para que estuviera allí. Fue en la capital aragonesa donde conseguimos algunos de los mejores resultados de nuestra carrera.
De nuestra relación, no me quedaría con un momento porque prácticamente era la persona con la que pasaba más tiempo tanto a nivel profesional como de relación personal. En cuanto a momentos deportivos, el ser terceros, semifinalistas de la Copa venciendo a Unicaja, las semis de Playoff con Inca, el poder jugar Europa con Basket Zaragoza, algunos fichajes que luego dieron un rendimiento espectacular y evidentemente el ascenso en 2008 a la Liga Endesa.
Precisamente de esos fichajes, más que un nombre en concreto que además sería muy injusto, me quedo con la plantilla que quedó tercera en ACB. En palabras de José Luis, “ese grupo humano era prácticamente imposible de repetir”, con lo cual, estoy totalmente de acuerdo.
Es cierto que el homenaje frente al Real Madrid de Inchas Lleons fue precioso. AJosé Luis le llegó enormemente, pero por mi parte sentía un poco de rabia y uno se pregunta por qué le tiene que tocar a él. Ahora vale de poco, pero sinceramente pienso que era cuestión de tiempo que profesionalmente, esa excelencia que ya tenía le hubiera llevado a subir un peldaño más.
De José Luis me quedo sobre todo con dos enseñanzas: la lealtad y la naturalidad. Una persona que cuando tienes un problema o un desencuentro, sin preguntar ya estaba contigo. Discutíamos y teníamos distintos puntos de vista en muchos aspectos en el día a día, pero en el fondo, la lealtad era inquebrantable. Y la naturalidad; no cambió desde que lo conocí pese a los éxitos cosechados. Con sus mismas ideas, sus convicciones, haciendo el mismo chiste y con la misma cerveza.
Para finalizar, una anécdota que siempre recuerdo de José Luis está relacionada con mis chistes. Siempre contaba los mismos en los viajes, los compañeros ya estaban un poco cansados, pero no él, que era el gran culpable de que siguiera con ellos. Y es que como recuerdo su risa a carcajadas y como se partía la caja pese a ya conocer el chiste.
Joaquín Ruiz Lorente:
Prácticamente era como un hermano. Coincidimos por primera vez como entrenador jugador en categoría junior donde fuimos campeones de España y ya desde el inicio se creó entre nosotros una excelente relación tanto en Zaragoza como fuera de ella. Curiosamente, también compartíamos muchos gustos y aficiones.
Enseñanzas que he aprendido de José Luis, muchas, pero sobre todo el trabajo. Un currante del baloncesto sin ninguna duda que llevó a Basket Zaragoza de LEB a ser terceros en tan solo cuatro años.
A los dos nos gustaba mucho correr y era allí donde desconectábamos un poco del baloncesto. Sobre todo, hablábamos de viajar que a los dos nos encantaba.
Curiosamente, más que de profesional que los ha habido igualmente. Recuerdo de manera preciosa el campeonato de España que conseguimos en Bilbao. Por supuesto, el ascenso también fue espectacular y todo el año 2012-2013. El éxtasis final venciendo en Valencia, entrando en semifinales y siendo terceros de la ACB.