Ahora que acaba de terminar la temporada de esquí es buen momento para empezar a planear excursiones a pie por las laderas pirenaicas. Desde ARAMÓN te proponen 5 rutas únicas por los valles de Tena y Benasque. ¡Prepara tu mochila!
Forau de Aigualluts
Si todavía no has oídos hablar de este curioso capricho de la naturaleza, esta primavera puede ser tu oportunidad de sorprenderte. Es un lugar único, a los pies del Aneto, en el valle de Benasque. Se trata de una especie de sumidero gigante. Tiene alrededor de 70 metros de diámetro y 40 de profundidad, y en él ‘desaparece’ el agua de una cascada procedente de los glaciares del Aneto y la Maladeta. El lugar, a 2.074 metros de altitud, generó multitud de leyendas, Pero en 1931, se confirmó que el agua circula de forma subterránea durante 4 kilómetros para llegar al valle de Arán, donde vuelve a salir a la superficie.
Para llegar al Forau, se parte del Llano de la Besurta (1.900 m), a 13 km al norte de Benasque por la A-139. Tras dejar el coche, la ruta arranca en dirección al refugio de La Renclusa durante 15 minutos -hasta encontrar el desvío señalizado hacia la cascada de Aigualluts-. La excursión tiene un desnivel de tan solo 200 metros. Es una ruta sencilla, apta para ir con niños. Se puede hacer en un par de horas entre la ida y la vuelta. Ahora ya sabes a dónde van esas aguas, ¡pero el fenómeno no dejará de sorprenderte!
Valle de Estós
Seguimos en la zona de Benasque para recorrer un precioso valle de gran atractivo natural. La ruta comienza en el aparcamiento del valle de Estós (al que se llega por el desvío indicado a 3,5 km al norte de Benasque por la A-139). Desde allí puedes ir hasta la cabaña de Santa Ana -una suave caminata de una hora entre verdes praderas y bosques de pinos, abetos y boj junto al río Estós- o llegar hasta el ibonet de Batisielles, un pequeño y espectacular ibón considerado por la Guía Repsol como “el mejor rincón de Aragón”.
Es una ruta sencilla y bien señalizada. Se puede realizar con niños. Tiene un desnivel de 450 metros. Es un lugar especial, casi mágico, rodeado de praderas y altas cumbres. Disfruta del silencio, el paisaje y la paz del entorno reflejada en las aguas del ibón.
Ibón de Gorgutes
Para conocer este lugar único hay que dejar el coche en la zona de Llanos del Hospital -dejando a la izquierda el desvío que lleva al hotel y la estación de esquí de fondo para seguir hasta el final de la carretera-. Allí, un cartel indica la dirección y el tiempo del recorrido: 1 hora y 25 minutos. La mayor dificultad de la ruta está al inicio, con un fuerte ascenso que se suaviza al llegar al torrente.
La ruta ofrece un gran premio final, cuando aparece ante los ojos el gran ibón, con impresionantes panorámicas y Maladetas de fondo. Para entonces habrás superado un desnivel de 500 metros para alcanzar los 2.320 de altitud.
Ibón de Anayet
Otro ibón que merece una visita es el de Anayet, en el valle de Tena. ¡Disfrutarás de impresionantes vistas del pico Anayet (2.545 m) y el Midi D’Osseau (2.884 m)!
La ruta parte del parking de Portalet, en Formigal. Sigue la senda de las propias pistas de esquí hacia el fondo del barranco, teniendo siempre como guía el telesilla de Espelunciecha, que queda a la derecha. El recorrido inicial -hasta el ibón de Espelunciecha- es de alrededor de 3 kilómetros y tan solo tiene 200 metros de desnivel, con un tramo final algo más empinado que el resto. Desde allí, la ruta se vuelve algo más exigente, con un desnivel de 400 metros, en dirección al collado de Canal Roya para llegar a los ibones de Anayet. En poco más de una hora estarás arriba, y rodeado de una panorámica impresionante. Disfruta de las vistas desde todos los ángulos posibles, ¡cada uno de ellos te dará una perspectiva distinta!
También puedes llegar a los ibones de Anayet sin pasar por Espelunciecha, a través del ‘Corral de las mulas’, y dirigiéndote después hacia el telesilla Anayet. Una vez allí, tendrás que seguir el barranco que queda a la derecha para llegar a los ibones.
Arco de Piedrafita
Una excursión sencilla, también en el valle de Tena, es la que conduce al Arco de Piedrafita, un lugar absolutamente especial, aunque poco conocido. Se trata de un arco geológico que impresiona por sus dimensiones y ubicación. Para llegar allí hay que dejar el coche en el aparcamiento de Lacuniacha y seguir las indicaciones hacia el ibón de Piedrafita.
La ruta es sencilla y se puede hacer con niños -hay un desnivel de apenas 300 metros-. Después de disfrutar del ibón y el precioso paisaje que lo rodea, la ruta continúa ascendiendo hacia el Arco de Piedrafita, por un sendero bien señalizado, con un cambio de rumbo por el barranco que lleva hacia la sierra de la Partacua bajo la ‘Canal del Burro’, por donde el sendero se hace algo más incómodo por la presencia de piedras. Finalmente, tras girar a la derecha para hacer un tramo algo más empinado entre pinos, el Arco surge espectacular ante la vista. ¡Un lugar realmente único!