Dice la historia que un pequeño soldado fue capaz de tumbar a todo un poderoso gigante con una humilde honda y una insignificante piedra.
Tras ver jornada a jornada los partidos del Huesca me da la sensación de estar reviviendo continuamente este mismo relato, con la diferencia de que nuestro David no está tan acertado como el bíblico y que cada vez quedan menos piedras en su zurrón.
En este caso le quedan 24, ni una más ni una menos, y como si de un juego de pantallas de máquina recreativa se tratase, nuestro David necesita dar en el blanco 12 veces, bueno, quizá 11. Y no importa si está desequilibrado, si se enfrenta a un contrincante 10 veces mayor o si sus intentos pasan rozando la cabeza de su oponente. Si no acierta 12 veces el juego habrá terminado. Game over. Insert coin.
Pablo Pueyo Canalis