El pasado año, a estas alturas, con 1 punto sobre 6, estaríamos clamando al cielo, pediríamos la cabeza de algún jugador, pediríamos al técnico que cambie de hombres, de nombres o de sistema, diríamos que así, con un punto en 2 partidos, poco se puede hacer.
El Huesca lleva un punto de los últimos 6 en juego, tras una racha fantástica, y sin embargo, nadie pide la cabeza de nadie, nadie pide relevos, más allá de los obligados por las lesiones, nadie discute nada, salvo los 3 o 4 que nunca están conformes, que ya les digo yo que los hay. Ante el Girona, el Huesca sufrió uno de los dos mejores equipos de la Liga, y aunque le puso ganas e hizo méritos para rascar algo, no pudo sumar nada. En Tenerife, sacó un punto muy merecido, porque si bien es verdad que tuvo ocasiones para ganar, no es menos cierto que los locales tuvieron dos tan claras, que podrían haber sentenciado el marcador antes del empate azulgrana.
Y sin embargo, a pesar de que el Huesca solamente ha sumado un puntos en los últimos dos partidos, las sensaciones que da el equipo sobre el césped son extraordinarias: nunca se viene abajo, no da una pelota por perdida, insiste sin descanso en ir a por la portería contraria, y esta vez, también tiene la suerte y la paciencia de su lado, cosa que se le negaba el año pasado. Es verdad que hay futbolistas que empezaron bien y ahora su nivel es inferior, es cierto que alguno ni siquiera ha empezado la temporada aunque lleve ya unos cuantos partidos jugados, pero más allá de rendimientos individualizados, este Huesca tiene cositas interesantes, cositas que me ilusionan, y me apetece mucho que lleguen los partidos para poder disfrutar.
Porque he de confesar que este año disfruto, y el año pasado sufría, y sin querer comparar porque son plantillas distintas, no hay ni punto de comparación entre una y otra, sobretodo por las sensaciones que transmiten, ya me entienden.