Camarero, ¡una de tópicos!
De esos tenemos para regalar en el deporte. Puede ser que en el diccionario de la Real Academia del Jugador Entrevistado el 99% de las entradas se acojan a este término tan pulidito por el abuso. Uno de esos dicen que las pretemporadas cotizan a lo bajo. Que los resultados del verano se caen del árbol en otoño. Que sirven menos que una bandeja de ternasco en casa de un vegano. Qué desperdicio.
Mentira cochina. Porque esos amistosos sin sangre sí dicen mucho, al menos, de en qué punto de maduración está el equipo. Y siguiendo esta norma, podemos decir que el Casademont empezará la Liga Endesa con banda sonora de los Beach Boys, con buenas vibraciones. No solo por el alcance de las victorias absolutas ante el Delteco (+20), el Bilbao (+30) y la última con el Andorra (+13), que vendría mermado por lesiones, pero es un equipazo. Y no únicamente por esos numericos, el Casademont ha competido siempre, hasta con el Madrid, el campeón de la Supercopa, no un proyecto en derribo tras la Fase Final sin título, como lo hacía por marzo.
Porque esos resultados lo que ofrecen es un ingrediente esencial en la cocina de los futuros esperanzadores. Ese condimento se llama confianza. Tan difícil de aglutinar. Y se nota en este grupo, suelto, encarando el trasvase a Ocampo con convencimiento y encantado por su propuesta liberal y creativa. Porque el discurso del entrenador orensano es más para adentro que para afuera. Quizá no se vaya a los bares de Delicias, o no lo arengará en rueda de prensa, pero tendrá a sus jugadores en su verso gracias a su trabajo por y para ellos, para su mejora y para su disfrute. No se equivoquen, siempre exigente.
Exigente como el calendario que viene y la incursión en una ‘Final Eight’ de la BCL que era el postre de la temporada pasada y ahora es un aperitivo engañoso. Difícil inicio (Tenerife, Madrid y Gran Canaria) también en la Liga Endesa pero, desempolvemos otro tópico, ‘al final hay que jugar contra todos’. Y esa es una verdad como un templo. Porque los otros, haciendo el scouting del rival, tampoco estarán tranquilos porque les haya tocado jugar con el Casademont.
Y en este arranque se vislumbra un equipo compensado, con una continuidad que se nota en agilidad y automatismos, pero un cambio de roles perceptible. Empezando por una base donde Rodrigo aparece como capitán general, si le respetan las lesiones, y donde Vit Krejci apunta como su relevo alargado. Esencial que el checo mejore en defensa ante hombres más lentos y se cuide de las elecciones de juego. No hay que correr con él. No es Alocén. Necesita su poso y detrás estará Ennis para dar un apoyo, pero no delante como se presagiaba en los análisis previos.
Porque el canadiense es el líder espiritual de este colectivo. Sonrisa perenne. Tuiteando felicidad. Se quiere comer el mundo. Regala entusiasmo y eso es tan importante. Esa es otra de las brillantes luces que se perciben en esta apertura del túnel. Que Ennis, DJ y Brussino son canela en rama y que se les ha unido un Rasheed Soleimon tan descarado y físico que imponen un mensaje clarísimo para navegantes: la línea exterior del Casademont es su arma letal y va a ser muy complejo pararla por alternativas. Que si un día uno no las mete va a haber otros tres preparados en la trinchera.
Pero estas semanas de preparación dejan otras realidades a confirmar. Que Jason Thompson ha reducido su ansiedad y su peso, que su definición es esencial y no por ello protagonista en la anotación. Y que Konate viene más para relevarle y azuzar a Hlinason que para dar relevos a Benzing y Barreiro, que se ocuparán de un cuatro poco musculado, pero hábil en la transformación de ese estilo rápido, de llegada y acciones instintivas que impera en la libreta de Ocampo.
Parece que nos vamos a divertir. Al menos se parte con esa confianza, con esa falta de miedo y con una fase de adaptación con pintas de acortarse por el gran trabajo realizado en los fichajes y las renovaciones.