El título de este artículo refleja fielmente como me tiene el Bada Huesca este año: confundido hasta límites insospechados, y algo frustrado, porqué esconderlo, pues las cosas no salen como yo pensaba.
Es cierto que esto es deporte y por lo tanto no es de sumar 2 y 2, no olvidemos que los rivales también juegan y que las lesiones forman parte de esta historia y muchas veces son imprevisibles, pero da rabia ver como una de las mejores plantillas de las últimas temporadas, no es capaz de ocupar puestos más altos en la tabla y de pelear por los puestos europeos.
Confieso que la derrota del miércoles añade una pizca de desazón a estas líneas, porque no recuerdo un equipo tan plano, tan insulso y tan poco batallador como el del último partido, ante un rival parejo que en todo momento estuvo por encima.
La garra, el carácter y la solidaridad de estos jugadores, me ayudan a pensar que ha sido un accidente nada más, pero maldito accidente en el quizá peor momento para llegar.
No hagamos más sangre en la herida, pues conociendo el carácter batallador de este equipo, no me cabe duda que quienes más dolidos están son ellos mismos. Además, aunque a veces sólo sirva para exigirles más de lo que se debiera, hay crédito suficiente de estos jugadores para varias decepciones más.
Me gustaría mirar más allá del último partido, al inicio de la temporada donde varios partidos salieron cruzados, el primero ante Villa de Aranda en casa y porque no incluir en el paquete el de Anaitasuna: el equipo tuvo el partido en el bolsillo, sobre todo ante los burgaleses, y se esfumó por no saber controlar los tiempos del partido, por esa chispa que la segunda temporada en Asobal salía mágicamente ante cualquier rival. Esa decisión para saber controlar la ansiedad por ganar, le viene faltando al equipo estas dos últimas temporadas, quizá porque ellos mismos ven que pueden, que son capaces, que su calidad, superioridad y juego son aval suficiente para ganar el partido, pero desgraciadamente eso no basta.
Falta esa chispa, esa calma, esa cabeza fría, desterrar esa especie de ansiedad que hace que en muchas ocasiones al equipo le cueste Dios y ayuda controlar la ansiedad y el vértigo a ganar, o a querer remontar cuanto antes para no verse a remolque.
El objetivo de Europa queda lejano pero no se debería bajar los brazos, pues esto da muchas vueltas y muchos puntos hay en juego, además de pensar que si en algún momento llegaran las vacas flacas, yo no quiero olvidarme de cuando el Bada Huesca fue un equipo top. Mimbres quedan para ello: aprovechémoslos.
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