HUESCA| El Huesca sufrió en el derbi aragonés de La Romareda la derrota más dura de la temporada y en la plantilla azulgrana hay una conjura para dar a El Alcoraz la mayor alegría del año. En el partido de ida el Real Zaragoza pasó por encima del equipo de Ziganda y le endosó la derrota más contundente y también la más dura del curso. Ese 3 a 0 dolió mucho al aficionado oscense y casi tanto como a los jugadores del primer equipo.
El entrenador se ha referido a ese encuentro en numerosas ocasiones, poniéndolo como ejemplo negativo. Pulido dijo que su equipo “no había estado a la altura”. Andrés también dio la cara tras ese encuentro y dijo que “hay que saber cuando se caga y se caga bien cagada”. Tres voces autorizadas que asumieron responsabilidades como nunca y que dieron voz a un vestuario que tocó fondo aquel 10 de diciembre en La Romareda.
En el primer entrenamiento de la semana tras el empate de El Sardinero no hubo otra palabra en los jugadores oscenses que no llevara la palabra derbi. Incluso en Santander, un jugador que ha tomado la palabra en contadas ocasiones, como Abu Kanté, habló del partido del próximo domingo: “Tenemos ganas de jugar ese derbi en casa, y más después del partido allí. Pero es otro partido, y en casa estamos fuertes”.
Gracias por venir
Ese “gracias por venir” que cantó con el característico humor somarda aragonés picó a los jugadores del Huesca y este domingo se pueden cobrar la venganza delante de sus aficionados en un estadio de El Alcoraz en el que el equipo de Ziganda se sabe manejar a las mil maravillas. En el vestuario altoaragonés hay una conjura desde hace meses, pero en la última semana se ha intensificado y en los días previos todavía irá a más.
El Alcoraz se quedará pequeño
Toda la plantilla, los novatos y los veteranos, ya han explicado lo que supone este encuentro para El Alcoraz. El estadio oscense se quedará pequeño otra vez y se espera que se puedan superar los 8.143 espectadores de la pasada temporada. Para los jugadores del Huesca es un plus ver el estadio así y esperan que el miedo escénico que vivieron ellos en el partido de ida se pueda trasladar a las piernas de los jugadores del Real Zaragoza.