Por todos es sabido que la historia de Enric Gallego y su paso por el fútbol profesional está siendo poética. Ahora está siendo referencia de una SD Huesca que está a 9 puntos de la salvación y que cree en ella. Hace apenas 8 meses culminando una temporada para la historia del Extremadura, cerrando su año habiendo marcado 11 goles con el equipo de Almendralejo y otros 18 con el Cornellá durante la primera vuelta.
29 goles en un solo curso en 2ª ‘B’ no le parecieron suficientes y decidió seguir haciendo de las suyas en 2ª. Con el Extremadura cerró una primera vuelta de ensueño con 15 tantos y 1 asistencia en su casillero, aval suficiente para firmar por la SD Huesca en invierno y ser el refuerzo estrella de los azulgranas. Una vez en primera, solo ha tardado 3 partidos en anotar, a parte de dar al equipo una referencia, garra y compromiso.
Sin embargo, no todo ha sido fácil en su vida. La oportunidad de debutar en primera se le ha brindado con 32 años, tras muchos de fútbol no profesional e incluso de compaginar su pasión por el esférico con otras actividades que le ayudaban a llegar a final de mes.
Un inicio desde lo más bajo
Allá por el año 2006, un joven Enric de solo 20 años, comenzaba su camino como futbolísta en la UD Buen Pastor. Tras su paso por el equipo del barrio en el que se crió, se vistió con la elástica del Alzamora CF, donde cerró la campaña en 1ª regional catalana con 16 tantos. Posteriormente, el CE Premiá de 3ª división le daría la oportunidad de debutar en una categoría más alta.
En 2009 firmaría por el Espanyol ‘B’ en 2ª ‘B’, donde estuvo una temporada y su sueldo le permitió dejar de lado los trabajos secundarios que había tenido que realizar hasta entonces para poder ganarse el pan. Fue camionero y albañil en sus ratos libres hasta entonces, y volvería a compaginar trabajo y fútbol cuando cerrase su etapa en el conjunto de barcelonés con no muy buenos números: 17 participaciones y solo 2 goles con la firma del “gigante”.
En la temporada 2010/11, firmaría por la UE Cornellá, donde compartiría vestuario con el también azulgrana Álex Gallar. Estuvo ahí hasta 3 temporadas, alternando los entrenamientos y el trabajo en una tienda de bicicletas de uno de los directivos.
El paso de Enric por Europa
En el verano posterior a la temporada 2012/13, el último de su primera etapa ahí, llegaría uno de los hitos de su carrera, y es que el actual delantero de la SD Huesca es nada más y nada menos que subcampeón de Europa. La Copa de las Regiones de la UEFA , con la que debutó en octubre de 2012, es un trofeo que se juega anualmente y en el que participan jugadores amateurs de todo el continente por regiones menores, a modo de “mini-selecciones”.
Enric, que ni siquiera era titular en la selección, participó en 7 encuentros entre la fase de grupos y la fase final, en los que solo anotó un tanto. En la final entró al terreno de juego desde el banquillo en el 58′, siendo el primer refuerzo de su selección, y tuvo la ocasión más clara para los españoles, pero la erró en la segunda parte de la prórroga. El partido se fue a los penaltis donde salió cruz y el Veneto, equipo de la región italiana, se alzó con el título. Desde entonces, ningún otro equipo español ha logrado llegar tan lejos en una Copa de las Regiones.
El ariete, pese a no ser un futbolista profesional aún, llegó a pasar unas pruebas con el Sheffiled Wednesday que le recomendó el propio seleccionador de la Cataluña amateur. El equipo de los “owls” militaba por entonces en la Championship, la 2ª división inglesa. Su etapa ahí, sin embargo, no fue muy productiva, puesto que unas anginas y el frío inglés no le permitieron rendir a su nivel y no llegó a pasar las pruebas.
Una trepidante escalada hacia la élite
Una vez cerrada su etapa europea, el ’22’ azulgrana pasó una temporada en el CF Badalona -la 2013/14- y otra en la UE Olot -la 2014/15- para volver a la UE Cornellá en la 2015/16. Jugó en el conjunto catalán hasta el invierno pasado, en el que salió por primera vez de su tierra para poner rumbo al Extremadura UD. Desde ahí, la vida y el fútbol han sonreído a un jugador que no negocia con su esfuerzo, trabajo y constancia, y que ha llegado a la élite por el camino del gol y de la pasión por el balón.