En la vida de cualquier ciclista solo hay un momento más importante que la compra de la primera bicicleta: la compra de su segunda bicicleta. Este gran salto cualitativo, el que va de las bicicletas de aluminio a las de carbono, supone la adquisición más deseada de los entusiastas de las bicicletas de carretera, y un signo de distinción de que lo nuestro va en serio. Hemos dejado de ser simples aficionados para convertirnos en aficionados con pretensiones y ganas de mejorar. Al menos con ganas de mejorar nuestro crono.
Si hemos llegado a este punto, hay varios aspectos primordiales a tener en cuenta en el momento de adquirir nuestra primera gran bicicleta de carretera: el precio, el peso y el material. Los cuadros de de carbono en este tipo de bicis son más resistentes y ligeros que los de aluminio. Pero también son mucho más caros.
Una bicicleta de aluminio, con componentes de gama media en cambios, frenos, transmisión y ruedas, pesaría entre 10 y 12 kilos de media. Mientras que las de carbono se situarían entre los 6 y 8 kilos. Una notable diferencia a la hora de subir un puerto de montaña que también se paga. El desembolso en una bicicleta de montaña de gama baja o media con cuadro de aluminio rondaría entre los 500 y 1.500, aunque si somos más sibaritas y la preferimos de carbono debemos prepararnos para pagar cerca de 2.500 euros. Y hablamos de una bicicleta de carretera fabricada en carbono de gama media. A partir de este precio, la cifra puede seguir subiendo hasta lo que costaría un potente coche de carreras según cuánto queramos adelgazar la bici, y más resistentes y duraderos sean sus componentes.
La marca de la bicicleta de carretera también será un importante factor a tener en cuenta, y motivo de compadreo con los demás ciclistas. Salir a rodar y encontrarse a otro usuario con la misma marca es ya de por sí solo un motivo para iniciar una conversación.
La estadounidense Specialized, fundada en 1974, comercializa en España diferentes modelos de bicicletas de carretera, como la Tarmac (entre 6.000 y 12.000 euros), la Aethos (entre 5.000 y 13.000 euros) o la Turbo Creo (entre 6.000 y 12.500 euros). Solo el cuadro de estas bicicletas ronda entre los 3.000 y 6.000 euros. También destacan las bicicletas de carretera de Giant: Propel Advanced SL Disc (entre 7.599 y 11.299 euros); TCR Advanced (entre 2.299 y 10.999 euros) o la Contend, la más económica de la marca, por 849 euros. Otros fabricantes de toda la vida, como BH y Orbea, no se han quedado atrás y ofrecen atractivos modelos a los ciclistas. La G8 (entre 5.499 y 1.999 euros) o la Ultralight (entre 5.499 y 11.999 euros) de competición son algunos de los modelos más conocidos de BH, mientras que Orbea trabaja con una amplia gama, entre los que destacan Orca (entre 6.299 y 9.499 euros); Avant (entre 1.199 y 1.799 euros) y Terra (entre 3.299 euros y 4.699 euros).
Otro de los grandes fabricantes de bicicletas es Spoon Group, diseñador de la mítica Izoard RR, una bici valorada en 16.500 euros y que PokerStars sorteó a finales del año pasado entre los usuarios del juego online Grand Tour. Se trata de una bicicleta hecha a mano con los mejores materiales de carbono, que cuenta con horquilla y tubos de perfil sobredimensionados para lograr una parte delantera directa, precisa y rígida.
Si algún ciclista quiere ir un poco más arriba, nada mejor que fijarse en los equipos profesionales y en su equipamiento. El CC Oscense de Huesca, por ejemplo, estrenó este año la bicicleta Mendiz F11, fabricada completamente en acero y con una horquilla y tubo de dirección perfilados.
Por último, el cambio de marchas, los frenos, el conjunto de transmisión (platos, piñones, cadena, etcétera), y las ruedas serán otros componentes muy a tener en cuenta. Los cambios Shimano electrónicos son los más perfeccionados y avanzados por su suavidad y facilidad para cambiar de una marcha a otra. La serie Ultrega hará la delicia de los más sibaritas, mientras que en los frenos habrá que optar entre discos o zapata. Los de disco son más eficientes en la frenada, pero también pesan más. Una disyuntiva muy a tener en cuenta en un mundo en el que cada gramo de más pesa como un kilo.