El pádel está de moda. La crisis del coronavirus nos ha tenido tanto tiempo encerrados, sin apenas poder hacer nada de casa, que incluso aquellas personas más alejadas del deporte sienten ahora la motivación de ponerse en marcha. Una de las alternativas con más éxito es el pádel, un deporte sencillo y accesible para cualquiera y que, además, proporciona esa dosis de ejercicio físico y de diversión necesaria para engancharse a cualquier disciplina.
Es posible que varios de los principiantes que a día de hoy se inician en este juego noten que se les da bien y que, en este sentido, pueden progresar con el paso del tiempo. En este punto, es importante aprender a manejar la frustración en el padel, puesto que, como cualquier deporte competitivo, no es ajeno a malas rachas o a periodos de estancamiento que conviene afrontar con calma, esfuerzo y constancia. La clave es tener siempre en mente que se trata de un juego en el que se puede perder o ganar, pero el objetivo es pasarlo bien y hacer ejercicio.
Los novatos en este deporte suelen seguir un patrón bastante marcado. Al ser un deporte relativamente sencillo de aprender, la curva de aprendizaje en los primeros partidos o entrenamientos suele ser pronunciada. Es decir, al inicio del proceso, la asimilación de conceptos, normas y habilidades se produce de forma muy rápida. Algo satisfactorio pero que puede llevar a cierta frustración cuando, pasado un tiempo y afrontando retos de mayor nivel, detectemos un ligero estancamiento.
La mejora se ralentiza, pero sigue produciéndose
Este ligero estancamiento que acabamos de mencionar, es mejor interpretarlo de otra manera para no desmotivarse. Conviene enfocarlo desde la perspectiva del entrenamiento y la constancia. La realidad no es que no podamos seguir mejorando, sino que hemos alcanzado un nivel considerable que, llegados a este punto, la superación se produce de forma más paulatina, y es aquí donde llegan los retos de verdad.
¿A qué nos referimos con estos retos? Cuando un principiante alcanza un nivel de juego considerable, está preparado para pasar a un siguiente nivel. Es decir, ya no sirve repetir los mismos ejercicios que hasta ahora, o incluso medirse en partidos o torneos con personas de un nivel similar. Es el momento de ponerse a prueba en duelos más exigentes para encontrarnos en un contexto de mayor competitividad y seguir mejorando.
La constancia, clave para mejorar en el pádel
Si durante varios meses hemos notado una mejoría considerable en nuestras habilidad y recursos dentro de las cuatro paredes de cristal, pero ahora llevamos una semana estancados, no es motivo para la preocupación. Esto significa, realmente, que hemos alcanzado un cierto nivel de juego que nos debe llevar a probar cosas nuevas dentro de este deporte.
¿Cómo prepararse para enfrentarse a rivales mejores? Con constancia, con entrenamientos regulares y alejando cualquier frustración. No se trata de un camino rápido, sino de un proceso lento en el que debemos centrar el foco en la diversión y los beneficios mentales y saludables que proporciona el deporte. Con ello, a medio o largo plazo, comprobaremos que seremos mejores jugadores de pádel que meses atrás.
Consejos fundamentales para afrontar la frustración
¿Has tenido algún partido o entrenamiento en el que no te haya salido nada? No te preocupes, vamos a detallarte una serie de consejos para manejar esa sensación de frustración y convertirlo en algo positivo para superarte a ti mismo. Para empezar, fíjate en tu equipamiento. Puede que todavía sigues con esa pala de principiante, o ese calzado no adecuado que hasta ahora te ha servido. Ante jugadores de mayor nivel, conviene estar equipado con elementos de calidad: renueva cada elemento.
También es posible que durante tu periodo de principiante ciertas técnicas o estrategias te hayan servido con un alto porcentaje de éxito. Sin embargo, ahora que afrontas desafíos mayores, ya no surten tanto efecto. En ese caso, busca alternativas, diversifica tu juego, conviértete en un jugador más versátil. Entrena y pide consejo a otros jugadores de papel para incorporar sus técnicas a tu juego.
Por último, insistimos en la diversión y en la constancia. El pádel es un deporte divertido, que tiene pocos momentos de descanso, y que nos mantiene siempre concentrados, en movimiento. Centrarnos en la diversión será clave para, después, ser constantes, y la constancia es otra clave más. Entrenar, no desfallecer y tener la mente siempre abierta a aprender nos hará ser mejores jugadores.