El Real Zaragoza no está atravesando su mejor momento. El equipo está en puestos de descenso por primera vez en la temporada, y ahora más que nunca debe demostrar su madurez para revertir la situación. En este tipo de situaciones la figura de un líder -o varios- es indispensable. Un jugador que cuando hable callen todos los demás, que ayude a los que peor lo están pasando y que demuestre serenidad en los momentos de mayor zozobra. En el vestuario zaragocista hay dos jugadores que cumplen ese rol mejor que nadie: Alberto Zapater, el gran capitán, y Cristian Álvarez.
El portero argentino es de ese tipo de personas que saben cuándo, cómo y de qué forma deben hablar. Sabe elegir bien las palabras, sin meterse en ningún jardín, transmitiendo naturalidad. Esta es una de las mayores virtudes del cancerbero, quien en poco más de una temporada se ha erigido como uno de los líderes del vestuario, tanto dentro como fuera del campo. Cristian habló el pasado miércoles en rueda de prensa para transmitir tranquilidad, pero con un punto de autocrítica muy necesario en este momento. Se alejó de todo tipo de tópicos y afrontó las cosas de cara, reconociendo los errores del equipo y sin negar el mal momento.
Él mejor que nadie sabe que el fútbol es presente. Es por ello que no quiere oír hablar de la temporada pasada. Sabe perfectamente que en el fútbol hay más momentos duros que momentos “lindos”, como el mismo reconoció. En este momento tan delicado, el equipo debe estar más unido que nunca. Y para ello, figuras como la de Cristian Álvarez son indispensables. Es hora de apretar los dientes, agachar la cabeza y trabajar.