ZARAGOZA | El Real Zaragoza prepara mil homenajes para despedir a Cristian Álvarez, en el adiós más emocionante, en el mayor incentivo del partido frente al Burgos. Habrá tributos antes y después del encuentro, en una cita imprescindible. Gol de Pie ha preparado un tifo para despedir a una leyenda y el Real Zaragoza le hará entrega de la insignia de oro y brillantes antes del saque de honor. En el final del encuentro se esperan luces de despedida, regalos y sorpresas, con el adiós de Alberto Zapater como ejemplo.
Durante la semana, bastaba pulsar la opinión del zaragocismo para descubrir un detalle. En tierra de nadie, con las lesiones como telón de fondo, la mayor razón para acudir a La Romareda era despedir una leyenda: “Decirle adiós a Cristian es el principal motivo por el que iré el domingo al campo”, ha sido una de las frases más repetidas por la afición. Distinto en todas las cosas y héroe a su manera, Cristian Álvarez representa un fútbol que se va, un juego que se agota. En un tiempo en el que los futbolistas coleccionan coches de lujo y descubren su neceser, Cristian representó siempre al juego original: fue un arquero con potreros en sus guantes y milagros en sus manos.
Cristian Álvarez, un héroe sin vitrinas
En un mundo lleno de mentiras, Cristian Álvarez fue un tipo de verdad, humilde, sensato, especialmente sensible con los niños y sus afectos. Entendió mejor que nadie lo que es el Real Zaragoza y trazó un puente aéreo entre Rosario y La Romareda. Héroe sin partidos en este curso, sus fibras le volvieron humano, pero no dejará de ser inmortal.
Ídolo sin vitrinas, fue el mejor representante de toda una generación, de un zaragocismo joven, militante e incondicional. Cristian Álvarez fue nuestro Magnífico, nuestro Zaraguayo y nuestro Héroe de París. Logró pasar a la historia en campos sin glamour y después de detener una avalancha en El Sadar, fue capaz de convocar un milagro en el Anxo Carro que nos devolvió a la vida. Aquel no fue el tanto más importante de la historia del Real Zaragoza pero sí el gol que permitió que hubiera unos siguientes. Mañana el zaragocismo le dedicará su último adiós y Cristian recordará que aquí, en esta ciudad, encontró su norte y todas sus paradas.
Durante estos años, decir Cristian Álvarez fue otra forma de decir Real Zaragoza.