Las dos últimas temporadas del Huesca han estado marcadas por la tragedia. Los prolegómenos del descenso anticipaban domingos amargos dentro y fuera del Alcoraz. Y con el descenso llegó la zozobra. Un año marcado por la oscuridad y el desencanto. Pero apareció Tevenet, un andaluz cumplidor. Sabedor de la necesidad de recuperar un binomio decisivo en esto del fútbol, Luis ha realizado junto a sus jugadores de cada eliminatoria de copa una antítesis de los últimos tiempos en El Alcoraz. Como colofón, una noche mágica, épica, que pasará a la historia del Huesca, no solo porque de aquel crepúsculo apareció el enfrentamiento al F.C. Barcelona, sino por la recuperación de un espíritu que se volcó como en las grandes tardes de los primeros años en segunda.
El fútbol es sinónimo de unión, garra, entrega, lucha y coraje. Hubo un tiempo en el que hasta los más longevos del lugar, poco acostumbrados al aplauso y al coreo rejuvenecieron para acompañar a sus hombres a lo más alto. El Alcoraz logró, en no pocas ocasiones, cantar al unísono haciendo de cada partido una final de la que participar junto a sus jugadores.
“Éxtasis ante el primer gol del año para Guillem y delirio ante el testarazo de Ros”
Pero llegaron tiempos de congoja y desengaño. Y con ello la paulatina pérdida de ilusión que se convirtió en asientos vacíos y aficionados que acudían algo escépticos al campo. La eliminatoria copera frente al Barakaldo se presentaba como el escenario idóneo para romper rencillas. Había mucho en juego. La directiva, en la temporada en que vuelve a apostar por la afición, facilitó que las gradas fueran de nuevo pobladas. Y la afición respondió. Tifo incluido, el equipo asintió y cumplió. Frenética victoria. Éxtasis ante el primer gol del año para Guillem y delirio ante el testarazo de Ros.
Tres prórrogas han llevado a este grupo a engrandecer la camiseta del Huesca, a subrayar ese “yo no reblo” que tanto aman los devotos azulgranas.
El Huesca no puede concebirse sin esas 3.500 gargantas que están dispuestas a confiar también en liga. La noche copera da cuenta de las ganas que tienen muchos de ilusionarse e identificarse con su equipo. La noche del miércoles en El Alcoraz nos hace vibrar no solo con la eliminatoria frente al F.C. Barcelona, sino con la recuperación de un espíritu que nunca debió marcharse.