El Levitec Huesca sigue juntando sus piezas, a dar forma al baloncesto que quiere David Gómez y a ensamblarse mientras terminan de aterrizar Omogbo y Cubillán. Logroño ha sido la parada para esa nueva puesta a punto. Un amistoso contra el Clavijo que dejó claros chispazos de lo que se espera de esta nueva andadura de un Levitec profundamente renovado respecto al de la pasada campaña.
A las piezas que faltan hay que sumar los lesionados -Gella y Corvalán– y Ejim no llegó por molestias físicas lo que implica que las rotaciones no son las mismas que con toda la tropa. Los amistosos sirven para creer en lo que uno entrena, limar errores y foguear canteranos cuando te falta gente. Pero sí deja ver cosas. Por ejemplo, que Urdiain encadené una racha de tres triples consecutivos sin fallos y eso permite ganar en confianza, que el Lafuente que se fue es muy distinto al que regresó, que por algo Parex estuvo en las selecciones inferiores del baloncesto patrio, Carter III llegó tarde pero como si estuviera desde el primer día o que Vila tiene centímetros de calidad. Y también que va a haber que tener mucho cuidado con robar el balón al rival por detrás porque el carro de intencionadas fue más que majo.
El Clavijo de LEB Plata es de esos equipos que quieren estar allí lo menos posible. Como Nabvarra, por el peso de sus ciudades -y sus economías- siempre quieren dar un paso superior. Pero mientras, las diferencias de LEB Oro a Plata se notan y más cuando las rotaciones se asemejan. Guiarse por el resultado igual sería injusto.
Mejor en ataque que en defensa
Levitec Huesca cerró el primer parcial con +6 (17-23) y el segundo fue un festival de acierto en ataque lo que tiene como derivada que la defensa estuvo de verbena. Y cuando montas un equipo donde quieres ser agresivo porque tampoco tienes ‘center’ en plan estibador intimidatorio tienes un problema. Al descanso se fue el Levitec con un +8 (45-53) y un parcial de 28-30. Otra cosa será, seguro, con Omgbo y Ejim sobre el parqué.
El tercer cuarto tuvo pinta de cierto descontrol. Demasiadas pérdidas de balón, como si lo hubieran pactado. Sin control ni gobierno, el baloncesto fue de ambos quintetos fue de una especie de corre calles sin que nadie acertara a embridar el juego. Eso sí, alguna acción -dos espectaculares triples de Ignacio Rosa- sí hubo lo que se agradeció para romper la dinámica.
Con 67-73 se entró en el último cuarto y el Levitec marcó diferencias en el marcador. Minutos en los que el equipo de una división superior marcan la diferencia de poderío físico y de calidad en el juego. Seguro que los riojanos se quedaron más satisfechos por el juego desplegado ante un quinteto de una liga más alta y un Levitec que se acerca cada vez más rápido al inicio de la competición a la espera de que el lunes tenga a todas las fichas, al menos, en Huesca.