Lo ha tenido en su mano. El Sala Zaragoza rozó el empate contra el Poio pero el larguero repelió el disparo de Paola tras un lanzamiento de falta de Jeni. Hubiera sido el 2-1. Un minuto antes, la jugadora brasileña acortó la diferencia con un precioso taconazo. Se recortaba así distancias en un encuentro donde el 2-0 era demasiada diferencia para el equilibrio que se vio sobre la pista gallega.
El partido arrancó dinámico y eléctrico. Si las de Pontevedra advertían pronto con un disparo que se fue por encima de la portería defendida por Suzan, la reacción del Sala Zaragoza no se hizo esperar y fue Paola quien puso un buen balón sin que encontrara rematadora. En el intercambio de ocasiones, las gallegas estuvieron más acertadas. La sensación era que quien primero llevara el balón a la red se haría con el partido. A falta de un control claro por ninguno de los dos equipos, el tobogán de ocasiones se sucedió. Y las de Pontevedra desequilibraron la balanza al filo de que el primer acto acabara. Uno de esos tantos que se llamarán psicológicos, pero que duelen mucho.
El Sala Zaragoza regresó a la pista con Suzan, Jeni, Livia, Lioba y Rafinha. Conscientes de que la diferencia en el marcador no era la vista sobre el parquet, las locales decidieron cambiar la imagen de la primera parte y apretaron con las espaldas resguardadas por esa diferencia, mínima sí, pero que exige al rival buscar portería y abrir huecos. Y en el minuto 31 clavó el segundo. Lo hizo la jugadora del Poio Ana Rivera en el segundo palo.
El Sala Zaragoza no se vino abajo y empezó a trenzar un juego como en el primer acto. Silvia desbarató una doble ocasión de las aragonesas y en los diez últimos minutos se fue arriba. Las ocasiones se sucedieron y el 2-1 llegó en el minuto 38. Rozó el empate, pero la victoria se quedó en las propietarias del A Seca.