El Huesca acaba de deshacerse del Tenerife con dos zarpazos firmados por Rico y Miguelón que neutralizaron la ventaja del tanto de Aitor Sanz. Una victoria que sirve para muchas cosas. La primera es que suma tres puntos. El resto, en cascada. El equipo supera la reválida propuesta por el técnico, sigue engarzado a los puestos de cabeza, mantiene el objetivo final que no es otro que el ascenso, rompe el gafe de no remontar un partido y mete en el desván del olvido la eliminatoria de Copa.
Si uno se queda con el resultado, perfecto. Pero se espera más de este Huesca, mucho más, que pasó muchos minutos de agobio y acabó encastilaldo. El Tenerife llegó a la cita sin Malbasic y cargado de canteranos. De las islas siempre han salido buenos peloteros y Baraja se encomienda a ellos para escalar posiciones. El Tenerife salió a presionar al Huesca y a no dejar en paz a Mosquera. Y el partido enloqueció. En menos de los diez primeros minutos se vieron más cosas que en partidos enteros. En menos de 20, todavía más. Parecía mentira que quedara todo por jugar. Fueron minutos de abrocharse los cinturones.
Inicio loco
Sin llegar a los 240 segundos del prtido, Aitor Sanz pilló desde el frontal del área una volea de quilates. El balón se fue como un misil a la portería de Álvaro. No pudo hacer nada. Un derechazo de quilates del jugador del Tenerife mandó a la lona al Huesca. Lo mejor es que quedaba todo un mundo por jugar. Y eso era bueno a cuento del historial del Huesca cuando un partido se le pone el marcador en contra.
El empate lo firmó Rico. Miguelón le puso un balón de oro. El vasco estaba solo cerquita del área pequeña y con el interior de su zurda acompasó lo necesario para llevarlo al fondo de la red. El gol cambió la faz del partido. El Huesca dominó ante un Tenerife que sufría sin el cuero. La remontada llegó tras un pase de Ferreiro. Enredó al defensa con sus quiebros y puso un balón de oro para que Miguelón la enganchara. Mucho más difícil de lo que pudiera parecer. Se fue raudo a celebrarlo con Raba, en el banquillo.
Agobio del Huesca
Hasta que el Tenerife no consiguió adueñarse del balón se empequeñeció. Pero no duró. Tiene canteranos buenos y cuando hilvanaba jugadas enseñaba su posibilidad de peligro. Es lo que tiene la calidad. La que atesora el Huesca cuando es quien se adueña del cuero.
Se hizo necesario el tercer gol del Huesca para alejar fantasmas. Más porque el segundo acto arranco con los isleños adueñándose del balón que empezó a rondar en demasía los dominios de Álvaro, que volvió a demostrar su clase. El Huesca ganaba, sí, pero sin autoridad. Y cuando aspiras a tanto, la impresión que dejas es muy pobre.
Míchel quitó a Juan Carlos, que fue de más a menos, por Raba. Luego fue Escriche el que entró por un Okazaki lejos de lo que se espera de él. Los cambios le vinieron bien al Huesca. El Tenerife se deshilachó como ocurriera en el primer acto, y flotó con más fuerza la necesidad del Huesca de cerrar el partido. Ferreiro -incisivo durante todo el encuentro- percutió por su banda y llevó peligro al área de Dani Hernández. Fue Escriche quien puso sentenciar. A bocajarro desde el punto de penalti disparó para que se luciera Dani Hernández. Acabó el Huesca encerrado, con miedo al empate. Pero bueno, con victoria que al final es lo que importa… si eres resultadista.
Ficha técnica
SD Huesca: Álvaro; Luisinho, Josué Sá, Pulido, Miguelón; Juan Carlos (Raba 57′), Mosquera, Rico; Ferreiro (Eugeni 85′), Okazaki (Escriche 68′), Sergio Gómez.
Tenerife CD: Dani Hernández; Moore (López 81′), Alberto, Alex Muñoz, Luis Pérez; Milla, Aitor Sanz; Elliot (nahuel 60′), Dani Gómez, Santana; Jorge (Naranjo 73′).
Goles: 0-1 min. 4 Aitor Sanz. 1-1 min 7 Rico. 2-1 min 18 Miguelón.
Árbitro: Varón Aceitón. Amarilla Aitor Sanz 38’. Luisinho 52′, Moore 76′, López 82′.
Incidencias: partido diputado en El Alcoraz.