El Huesca gana al Real Zaragoza, recupera sus credenciales -si las hubiera perdido- para volver a Primera, los de Míchel se ponen en la tabla por delante de los de Víctor Fernández y la última función del año termina con un subidón de autoestima para la afición local. Los derbis tienen de todo. Y muchas veces lo hecho hasta entonces es lo de menos. Son partidos diferentes. Y el Huesca-Zaragoza no iba a ser la excepción. Los dos llegaron al prado del Alcoraz bien posicionados en la tabla. Esta liga es muy larga. Pero como las encuestas, hay tendencias. La de los de Víctor Fernández, positiva; la de los de Míchel negativa. Y 90 minutos de estos dan para volar por los aires cualquier fútbol anterior.
Es cierto que el Zaragoza de hoy está ungido por los canteranos. Por fin se mira a los de casa. Es cierto que ha sido una obligación impuesta a tantos años de tirar la casa por la ventana. Pero bueno, de todo se aprende. El Huesca sigue armando su cantera. Con el tiempo ya se verá. Pero de momento tiene que tirar por tipos que entienden lo que es este escudo, esta ciudad y esta provincia. Pulido será toledano. ¿Y? Igual comprende más lo que es esta tierra que otros que la llevan cosida a su nacimiento. Otro partidazo del mariscal.
La clave, en el centro del campo
Bueno, al fútbol. El centro del campo es la clave de cualquier encuentro. Allí se construye el juego propio y se deshace el contrario. Al menos, sobre el papel. Imponer el ritmo, presionar al rival, embolsarlo y anularlo, crear y edificar. Míchel propuso un fútbol con cambios respecto a citas anteriores. El Zaragoza se presentó con el peligro de Luis Suárez grabado en la cabeza del rival. Es un finalizador de bisturí. Míchel puso a Ferreiro en la banda derecha para ayudar a Pedro López en su marcaje y el colombiano respondió moviéndose por todo el frontal. Y por allí, Pulido y Sá lo ataron en corto.
A la última función del año se sumó la lluvia. Fue peor para controlar, para precisar los pases, para meter más músculo con el arte y mejor para elevar la picardía en los disparos a puerta contraria. El Zaragoza achicó el espacio cada vez que el Huesca cogió la bola. Mucha gente en pocos metros que Pulido buscó romper con diagonales.
El VAR entra en danza en el derbi
El VAR entró en danza y, cómo no, con Okazaki como prime protagonista. El centro de Sergio Gómez fue preciso y el árbitro en la sombra –Milla Alvendiz- dictaminó fuera de juego. Así que vuelta al equilibrio sobre el prado, disgusto en la parroquia local y alborozo en la rival. Tres minutos después llegó el gol. Y con los mismos protagonistas. Eugeni abrió a la banda tras un mal despeje de Delmás, Sergio Gómez sacó el compás y Okazaki puso el balón en la red.
Si Okazai adelantó al Huesca, Kagawa pudo empatar con el lanzamiento de una falta que repelió el larguero. Tremenda sacudida al palo. Con el centro del campo del Huesca imponiéndose sobre el del Real Zaragoza, el VAR volvió a actuar por una mano de Soro en el área del Real Zaragoza. Se quedó en nada.
En una rápida transición que el Huesca no controló llegó el empate del Zaragoza. Soro demostró su clase en el tiempo añadido a raíz de una falta no pitada a Ferreiro en la otra costa. Controló un balón perfectamente filtrado por Puado para clavar un zurdazo que devolvió el equilibrio al marcador.
Victoria del derbi a balón parado
Consumido el primer acto, Huesca y Zaragoza abrieron más el fútbol en el segundo. Se desvaneció el gobierno para entrar en el intercambio. Los dos empezaron a pisar más el área rival con más fútbol por fuera a la espera del acierto por el centro. Víctor Fernández metió músculo con Igbekeme por Kagawa. Y lo primero que hizo fue una durísima entrada sobre Pedro López hasta el punto de que tuvo que ser sustituido por Galán.
El Huesca se adelantó con una jugada de pizarra. Sergio Pérez botó una falta desde la derecha, la templó Mosquera en el segundo palo y Sá cabeceó en el área pequeña. En el fútbol hay que aprovechar las ocasiones, pero también tener fe. Al Zaragoza se le complicó más el partido con la roja a Delmás. Fue directo al tobillo de Sergio Gómez y el árbitro lo vio. Sin discusión. De esa falta pudo llegar el 3-1. Rico envió el balón de cabeza al palo derecho de Ratón.
Si fueran pocas las desgracias del Zaragoza, Guitián vio la roja por agarrar a Okazaki. El japonés se hubiera quedado en ventaja de cara a la portería, pero el central lo impidió. Tampoco hubo discusión mientras caía un diluvio sobre el césped. Con nueve sobre el campo, el Zaragoza se tiró a la desesperada. Metió los centímetros de Grippo para buscar una jugada a balón parada con la que empatar el encuentro. Y en esa situación, el Huesca buscó controlar el partido a la espera de que pasaran los minutos. Y, sorpresa, se le vio nervioso, intranquilo. Aquello de ganar un partido especial, de sumar tres puntos con un sabor especial. Los minutos parecieron eternos hasta el final. El primer Huesca Zaragoza de la 2019/20 se queda en El Alcoraz.
FICHA TÉCNICA
SD Huesca: Álvaro Fernández; Pero López (Galán 64’), Pulido, Josué Sá, Luisinho; Sergio Gómez (Raba 80’), Rico (Juan Carlos 89’), Mosquera, Eugeni, Ferreiro; Okazaki.
Real Zaragoza: Ratón; Nieto, Clemente, Guitián, Delmás; Guti, Eguaras (Ros 78’); Soro, Kagawa (Igbekeme 56’), Puado (Grippo 84’); Luis Suárez.
Goles: 1-0 min.16 Okazaki. 1-1 min. 46 Soro. 2-1 min. 68 Josué Sá.
Árbitro: Díaz de Mera. Amarilla Pulido 27’, Ferreiro 45’, Luisinho 46’. Igbekeme 58’, Luis Suárez 60’, Guitián 67’. Delmás (roja 75’), Guitián (roja 81’), Guti 88’.