La gran novedad del Huesca en el Mini fue cómo se comportó en el mismo. Porque a simple vista jugó como siempre, pero si enfocamos bien nos daremos cuenta que ganó no exactamente por eso, sino por la pizarra. Y ante el Barça ‘B’ más que nunca, sobre todo por la infinidad de recursos técnicos con los que cuenta este filial para superar casi cualquier adversidad. Sastre, Melero, ‘Cucho’ y Ferreiro jugaron donde no están acostumbrados, resultando más destacado en los interiores. Sastre actuó en el perfil izquierdo mientras que Melero lo hizo en el derecho. Lo que parecía algo atrevido o incluso sin sentido, terminó siendo la causa principal de otra histórica victoria.
En la primera parte, marcada por un Barça ‘B’ que prácticamente aglutinó el esférico aunque sin producirse ocasiones en ninguna de las dos áreas, el Huesca se ordenó, como ante el Zaragoza, con un 4-4-2 que dejaba a ‘Chimy’ y ‘Cucho’ como hombres más avanzados, alternándose, y se empezó a atisbar qué iba a dar de sí el Sastre junto a Aleñà, el Melero contra Vitinho y la banda izquierda blaugrana, la más profunda y la que más sufrió ante Akapo y Ferreiro, que volvieron, como antaño, a formar un binomio letal cuyo potencial ya se descubrió el curso pasado.
Los encuentros se componen de dos partidos en uno que pueden cambiar radicalmente el rumbo del mismo. Y en el segundo se descubrió la trama. El Huesca dio un paso adelante, con un mayor ritmo, y se ejecutó lo que Rubi quería, descubriéndose el porqué de las posiciones que ocupaban Sastre, Melero, ‘Cucho’ y Ferreiro, que escondían un fondo de actitud ofensiva. Valiente, Rubi. El balear jugó en la zona del ‘8’ del Barça ‘B’, la más estática y centrada, enfrentado a Ruiz de Galarreta y sujetando a Aleñà con las coberturas de Brezancic, teniéndolo totalmente controlado.
En el perfil contrario, Melero contra Vitinho, mucho menos capacitado que su compañero eibarrés para soportar las embestidas del centrocampista madrileño. Y fue en la zona en la que se movió Melero, obligando también a Oriol Busquets a caer a ese lugar, en la que acompañaban Akapo, no seguido por Arnáiz en sus internadas, y Ferreiro, siempre ultra móvil, que privó a Cucurella de sacar a relucir su potencial en ataque. El costado menos preparado y apto del Barça ‘B’ para defender sin balón tuvo que encarar al perfil más ofensivo del Huesca, que además tenía a ‘Cucho’ como protagonista principal para caer a ese costado.
Y los de Gerard López, novato y sin capacidad de reacción, claudicaron. El Huesca triunfó en el Mini porque salió vencedor del duelo que Rubi había pretendido. Por la banda derecha, como resultado de un plan más que preparado, tumbó a un filial cuya única cualidad fue tener el balón; no tuvo cómo generar más. Vitinho (y Busquets, fuera de zona) fue incapaz de seguir a Melero en la jugada del 0-1 y lo mismo les ocurrió a Cucurella y Arnáiz ante Akapo y Ferreiro en el 0-2.
Tras dicha ventaja, con Gallar el Huesca se ordenó como de costumbre, situándose cuando no tenía el cuero en su particular 4-1-4-1, quedando solo ‘Cucho’ como referencia. Pese a que jugó en la banda izquierda, Gallar se movió mucho por dentro, como en él es habitual, e incluso participó a dañar más si cabe el perfil izquierdo blaugrana, donde ya se encontraba Ruiz de Galarreta, pero demasiado tarde.
Cambios para dar descanso y soportar el último tramo ante un Barça ‘B’ algo más ofensivo pero no apoyado con ideas válidas. Rubi sigue ganando partidas con movimientos más que interesantes en un esquema que seguro seguirá experimentando cambios de posiciones.