Dani Osanz quiere volver a fundirse en un abrazo con Kilian Jornet. La ocasión la va a tener este sábado 13, en la Sierre Zinal (Suiza). Es una de las careras más emblemáticas del calendario internacional. Y lo es, además, porque allí estará otra vez el de Sabadell. Presentar a Kilian es absurdo. Simplemente es el jefe de este deporte. Luis Alberto Hernando desliza que las carreras más importantes son donde está Kilian Jornet. Y allí estará el catalán y allí estará Osanz para luchar por ser Top10. Y, si puede, “‘Top5” asegura entre risas. Porque esa es otra de las características del estudiante de quinto de Medicina; es una de estas alegrías de este deporte. Puede apretar todo, liquidar su depósito de energía, pero en cuanto recupera el aliento ya está sonriendo. Es un tipo feliz.
Y a Suiza va con toda la ilusión que almacena. Con buenos entrenamientos en sus piernas -en las dos últimas semanas por encima de los 180 kilómetros con unos 16.000 metros de desnivel positivo-, con la cabeza perfectamente ajustada a lo que quiere y conocedor que calza un par de las zapatillas que hay que seguir en esos poco más de 31 kilómetros y 2.000 de desnivel. Partirá con el dorsal 37. El 1 se reserva para Kilian, ganador del año pasado. Y Dani Osanz recuerda el último kilómetro que corrió en la edición pasada. Era ya sobre asfalto y él feliz con lo que estaba firmando, una séptima posición que le supo a gloria.
Para este 2022 tiene ya estudiado cómo plantear la carrera. El hecho de tener mejor dorsal le permite salir más adelante. A partir de allí quiere controlar, “estar más adelante al principio e ir con cabeza. Preparado voy. He entrenado muy bien y las sensaciones son muy buenas, pero luego hay que plasmarlo”. Este año va como invitado a la Sierre Zinal. “Va a ser más difícil de correr en esta ocasión. En la anterior venía de disputar los mundiales juveniles. Salí muy atrás y fui a hacer mi carrera, a disfrutar. Este año, como dice Kilian, hay 20 personas que pueden ganar la carrera y unos 50 entre los 10 primeros. Hay que aguantar y gestionar de la mejor forma posible”.
La Sierre Zinal no deja margen a las dudas. Los siete primeros kilómetros tienen un desnivel de 1.700 metros positivo, luego 14 kilómetros rápidos por pistas que siempre ‘pican’ hacia arriba para llegar hacia el kilómetro 22 que tiene da descender y una fuerte bajada para entrar en meta. “Es una carrera rápida, que se hace durilla”, señala Osanz. “Es una carrera que me gusta porque la primera subida se me adapta muy bien y la parte rápida es lo que he trabajado este año para gestionar mejor las energías”, explica.
El buen puesto del año pasado le permite tener una asistencia como invitado. Se lleva a un gran amigo, Miguel Aso, de Sabiñánigo, que le dará asistencia hacia el kilómetro 15. Básicamente, un avituallamiento en el que le dará medio litro de agua. La salida está prevista para las 11 de la mañana y se esperan temperaturas por encima de los 20 grados. El miércoles, a las 6 de la mañana volarán a Ginebra desde Barcelona, y luego en tren a Sierre. Dos días para descansar y una mañana para hacer un sueño realidad en una carrera brutal.