ZARAGOZA | La victoria del Real Zaragoza ante el Málaga se explicó mejor a través de Dani Tasende. El lateral gallego fue muchas cosas, entre ellas algo muy distinto de lo que suele ser un lateral. Miguel Ángel Ramírez ha diseñado un sistema hecho para él, un dibujo en el que explotar sus condiciones. Tasende es un futbolista irreverente, atrevido, genial. Posee virtudes de centrocampista, los recursos de un enganche, también en una posición que exige rigor y disciplina. Frente al Málaga mostró el mayor de sus defectos, pero también todas sus cualidades. Y en La Rosaleda ganaron sus virtudes.
Dani Tasende nunca ha sido tan decisivo con el Real Zaragoza como lo fue en La Rosaleda. El de Coristanco fue esencial en el marcador, el autor material de la victoria. Marcó el tanto de la reacción y repartió la asistencia que sirvió para vencer. Su gol llegó de falta, seis años más tarde para el Zaragoza, en un disparo combado, inesperado, preciso y feliz. El golpeo, escorado y complejo, no pudo ser mejor. Tasende cumplió con su parte y Alfonso Herrera midió mal, en lo que parece casi un requisito inevitable para sumar un gol desde esa posición. Su partido no acabó ahí. En la segunda mitad, Tasende conquistó la banda, insistió en el pase y fue el centro de los ataques. Su mejor huella desde ese lugar llegó en un pase preciso, un caramelo que recogió el mejor niño de esta plantilla: Pau Sans.
Las cifras de Tasende en La Rosaleda
Los números de Tasende describen su impacto en el partido. Al margen del gol y de su asistencia, sumó el 80 % de sus regates. Pudo descuidar su marca en el tanto del Málaga, en uno de esos errores que señalan a todo un sistema, a todos los eslabones de la cadena. Pero lo compensó con una intensidad especial, con la agresividad necesaria para defender hacia adelante. Al acabar el partido dejó una frase que define una evolución pendiente: “Hemos disfrutado defendiendo”. Y rubricó ese trabajo en las cifras: tuvo el 75 % de acierto en todos sus cortes, tres de sus entradas fueron exitosas, sumó una intercepción y logró tres recuperaciones en el encuentro.
Miguel Ángel Ramírez ha dibujado un sistema que puede convertir a Tasende en uno de sus ejes. Con más libertades defensivas, es capaz de cambiar el curso de los partidos, de ser el principio de los ataques, el cambio de ritmo necesario. Su virtud reside en el don de aparecer, de camuflarse y sorprender a través de sus progresos. En el último tercio, posee una virtud especial: la capacidad de que su tobillo indique una cosa y termine haciendo la contraria. Un término médico define ese giro, un toque elástico y especial: hiperlaxitud ligamentosa. Precisamente ahí, en una descripción médica, reside uno de sus mejores secretos.
El coruñés fue una figura esencial en el triunfo del Real Zaragoza, un jugador capaz de darle sentido a un sistema impopular. Ramírez acepta la controversia, a cambio de construir para Tasende un traje hecho a su medida.