ZARAGOZA | Empató el Real Zaragoza un partido de guion tramposo, que le enseñó a Poussin lo mejor y lo peor del juego. Si el Zaragoza pareció derrotado tras el doblete de Bautista, utilizó el gol de Jair para creer y el de Poussin para levantar La Romareda. Pau giró el partido y la fe hizo el resto en la segunda parte.
Gaëtan Poussin (5): Firmó el milagro de la tarde, con un cabezazo en el añadido para salvar los muebles. Antes había cometido un error grosero en el 0-1, en un balón lateral que no blocó, en un error que estuvo cerca de cometer dos veces.
Francho Serrano (6’5): En la primera parte pareció un atleta, un tipo resistente en los duelos, punzante en los ataques. Tras el descanso la salida de Pau le hizo perder peso, pero culminó con un centro extraordinario una jugada que cocinaron a la limón para el 1-2 de Jair.
Bernardo Vital (4’5): En los detalles perdió su batalla con Bautista, que siempre pareció un futbolista mejor en las distancias cortas. Revolucionado como de costumbre, por arriba sufrió en exceso, mucho más que por abajo.
Jair Amador (6’5): Fue el primero en creer, en levantar a La Romareda. Si la semana pasada conquistó los cielos, en esta se hizo con la tierra, tras un gran envío de Francho. Goleador por dos veces, las áreas llevan su nombre.
Enrique Clemente (5): Su partido duró 45 minutos, de nuevo desde el carril. En ese tiempo, gestionó bien su guerra con Puertas. Mi sensación es que el cambio tuvo que ver más con la necesidad del contexto que con su desarrollo en el partido.
Ager Aketxe (0): Derrotado desde el principio, no se muere por jugar estos partidos. Es el típico futbolista con el que nunca te irías a la guerra, el que no elegirías en el Día D a la Hora H. Mientras él nunca habría elegido estar en La Romareda a las 16:15, hay otro en el banquillo que daría su vida por ello. El 0-2 le retrata.
Kervin Arriaga (6): Una problema de rodilla acabó con su partido, pero de nuevo entre bastidores volvió a ser importantísimo. Le faltó rigor con la pelota, precisión en las entregas, pero explicó su actuación a través del esfuerzo, la disciplina y el sacrificio.
Raúl Guti (5’5): Poco fino con balón, mejoró en fase de recuperación. Si el Eibar le exigió kilómetros, el Zaragoza le pidió equilibrio y un punto de cordura. Cuando el partido se alocó firmó 3/4 acciones de valor, en especial una falta desde la izquierda.
Adu Ares (5): Tuvo la más clara del Zaragoza en la primera parte, en un disparo al palo largo tras un pase de Bazdar. Incisivo desde su banda, le encontró las cosquillas a Cubero con continuidad. Aunque parece un futbolista de un solo regate, al Zaragoza le dio desborde y 1vs1.
Samed Bazdar (1): El bosnio falla ahora en lo que acertó al principio. Su cabeza regaló dos goles, uno doloroso en especial, en una jugada que el futbolista que conocimos en octubre habría terminado mejor. El que mejor escenifica que el fútbol es un estado de ánimo.
Mario Soberón (3): Más desaparecido que nunca, pasó de puntillas por La Romareda. Con balón estuvo torpe, impreciso, aunque ni siquiera así pudo entenderse su cambio.
También jugaron:
Pau Sans (8): Giró el partido por completo, desde la primera jugada nada más salir. Luego fabricó junto a Francho el 1-2 y provocó el córner del 2-2 en una acción en la que solo creyó él.
Adrián Liso (5): Apretó las tuercas de la banda derecha del Eibar a través del desborde y su capacidad física. En el último toque tiene margen de mejora, pero su verticalidad fue un grado para el Zaragoza.
Dani Tasende (5): Ganó profundidad el Zaragoza gracias a su pierna izquierda y la asociación que construyó junto a Liso. Histérico de principio a fin, agradeció que el Zaragoza mandara en el fútbol y en los detalles durante la segunda.
Toni Moya (5): Su pie derecho valió un punto y estuvo a punto de representar los tres. Aunque en el juego abierto no tuvo demasiado protagonismo, eligió el balón parado para cambiarle la cara a su partido.
Dani Gómez (S.C.)
Entrenador:
Gabi Fernández (3’5): Dio continuidad a los intérpretes de la victoria ante el CD Mirandés, pero en cuanto pudo modificó las piezas, no el esqueleto del Zaragoza. El Eibar en dos acciones le dejó en la lona, a merced de su pegada y de su dinámica. Tras el descanso, su equipo dio un paso al frente, venció en la posesión y en las áreas, el principio y el fin de su partido. Creyó en mayor medida a partir del 1-2, en una jugada aislada que el Zaragoza utilizó para hacer pie en el duelo. Una elección sirvió para suspenderle: Pau nunca puede estar por detrás de Aketxe.